Un
delincuente entra a una tienda a robar. Apunta su arma al dueño. Pero este saca
un arma que esconde tras el mostrador y dispara. El ladrón cae muerto.
Dos
hombres en una moto se acercan a un carro detenido en una luz roja. Le apuntan
al conductor para asaltarlo. El conductor saca un arma y dispara. Los ladrones
caen heridos de la moto.
Videos
captados por cámaras de seguridad en los que la víctima de un posible robo hace
justicia con sus propias manos. Videos que circulan en nuestros chats y redes
sociales. Encienden conversaciones y pasiones. Y suelen llevar a muchas
personas a una misma conclusión: debemos estar armados para evitar que nos
roben y maten. Peligrosa conclusión.
¿Estamos
más seguros al tener un arma? ¿Son menores nuestras posibilidades de morir en
un asalto si estamos armados? ¿Hay menos violencia en un país donde todos
llevan un arma?
Yo
me siento más seguro si nadie está armado a mi alrededor en medio de un asalto.
Si nadie se las da de héroe y empieza una balacera. No se trata de dejarse
robar. Se trata de salir vivo de ahí.
Los
videos que circulan en nuestros chats muestran las excepciones de casos en los
que la víctima del asalto logra neutralizar al criminal. No muestran los miles
de casos que terminan en un baño de sangre por el fuego cruzado.
Una
sociedad en la que las armas son de fácil acceso es una sociedad con más
historias de un niño que mata accidentalmente a su hermano por jugar con el
arma del papá que encontró en algún cajón. Es una sociedad con más
probabilidades de que la violencia doméstica termine en homicidio. Es una
sociedad con más suicidios. Más armas, más muertes.
Por
eso hay que tener cuidado con esos gritos justicieros de quienes piden armas
para todos como solución a la delincuencia y violencia. Hay que evitar la
tentación de creernos personajes de alguna película de Tarantino capaces de
hacer justicia con nuestras propias manos repartiendo balazos. La realidad es
que un arma en nuestra casa, en nuestro carro o en nuestras manos pone en mayor
riesgo a nuestras familias.
Esto
no quiere decir que hay que dejar la cancha libre a los delincuentes. Para eso
debe existir una fuerza de policías bien armados, bien preparados y con las
garantías para disparar sin miedo a terminar presos. Para eso se debe permitir
también que agentes de tránsito estén armados, como fuerza de apoyo a la
policía en carreteras y ciudades. Lo mismo con guardias privados capacitados y
acreditados para portar armas.
Este
no es un debate sencillo. Siempre se enfrentarán la defensa del derecho a
portar armas con la defensa del derecho a vivir libres de la amenaza de estar
rodeado de gente armada. La mayoría de quienes quieren estar armados lo hacen
por buenas razones, porque quieren defenderse, sentirse seguros. Pero la
inseguridad y violencia no se resuelven con más armas en manos particulares.
Esos videos de héroes armados no muestran toda la película, solo las pocas
escenas que queremos ver. En la película completa no hay héroes, solo más
muertes.