Mientras escribo esto hay relajo en varias
ciudades del país. Hay calles bloqueadas, gente lanzando piedras, tiendas
saqueadas.
Día de paro. Los transportistas bloquean las
calles. Día de oportunismo político. Los políticos bloquean nuestro futuro.
Mis hijos están viviendo extrañados lo que para
mí era normal de chico. Esa emoción de no tener clases en media semana porque a
un grupo se le ocurre salir a quemar llantas. Cambian los medios: ayer recibíamos
la noticia de un pesado televisor y un flash informativo con Alfonso
Espinosa de los Monteros. Hoy nos llega la noticia repetida mil veces en
mensajes y redes sociales en nuestros delgados celulares. Se mantiene lo de
fondo: las conductas atrasa pueblos de ciertos dirigentes y las prácticas
populistas de ciertos políticos.
Mientras las piedras vuelan, veo a Gabriela
Rivadeneira en la Asamblea Nacional pidiendo la destitución del presidente. Una
de las voceras del correísmo, culpable de los problemas que hoy vivimos, sale a
incendiar el país a cambio de un poco de atención. Con cada palabra cargada de
cinismo nos recuerda por qué es tan importante para nuestro futuro que nunca
vuelvan al poder.
Mientras alguien saquea un local comercial y
una refrigeradora huye en tricimoto, veo a Cynthia Viteri en rueda de prensa.
Esperaría un mensaje que llame a la calma y al orden. Todo lo contrario.
Cynthia aviva el fuego de las protestas reclamando en contra de las medidas del
Gobierno. La alcaldesa dice que el Gobierno aumenta el costo de la vida, que
está creando más desempleo, que entiende “a quienes aplauden la medida desde la
comodidad de sus vehículos viendo por la ventana a quienes se transportan en
buses”. El discurso correísta no es exclusivo de los correístas. El populismo y
oportunismo político no tienen bandera ni ideología.
Mientras las llantas se queman en las calles,
veo a Yaku Pérez, prefecto del Azuay, unirse al paro. Anuncia la gran
marcha en la provincia del Azuay. Rodeado de pancartas que dicen “Fuera
Moreno”, dice que no buscan desestabilizar.
Las medidas del Gobierno no son perfectas ni
completas. Falta muchísimo por hacer y corregir, pero al menos van en el camino
correcto. Durante décadas nuestros gobernantes no se han atrevido a acabar con
subsidios ineficientes. Ahora que un gobierno finalmente lo hace, salen
oportunistas de ocasión a fomentar el relajo, a desestabilizar para figurar.
De nuestros dirigentes transportistas no
esperamos casi nada. Su enfoque no está en competir, modernizarse y ofrecer un
mejor servicio a sus clientes. Su enfoque está en mantener y aumentar
privilegios y protección estatal. En ganar más en perjuicio de sus usuarios.
De nuestros dirigentes políticos esperaríamos
más. Pero ya vemos que para algunos solo importa el show, verse como
grandes opositores incluso estando de acuerdo con el Gobierno, aprovecharse del
relajo. El bienestar del país que espere nomás. Sus intereses políticos están
primero.
A pesar de todo, la gran mayoría nos levantamos
a trabajar, a producir, a competir. A diferencia de políticos y dirigentes
oportunistas, aprovechamos oportunidades para crecer y ganar clientes sirviendo
mejor. Como Uber, que en medio del relajo informó que apoyaría la movilidad de
la gente, poniendo un límite en sus tarifas durante el paro. El futuro del país
está ahí.
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