“¿Quiénes son los indígenas? ¿Por qué están tan bravos?”, preguntan mis
hijos mientras esperamos un nuevo flash informativo y la cadena nacional
anunciada para las nueve, postergada para las diez.
No tienen apuro en ir a dormir. Mañana no hay clases, pasado tampoco. Las
noticias de los últimos días han mostrado a grupos de indígenas protestando en
las calles de Quito, bloqueando carreteras, invadiendo una fábrica de leche,
lanzando piedras, insultando al presidente. Muestran saqueos en Guayaquil,
edificios públicos y un canal de televisión en llamas, gas lacrimógeno,
destrucción, heridos, un periodista ensangrentado tras recibir un piedrazo en
la cabeza.
“¿Quiénes son? ¿Por qué están tan bravos?”. Son ecuatorianos, con sus
tradiciones, sus costumbres, su idioma, su manera de ver la vida algo distinta.
Pero son, al final del día, personas como ustedes, como yo, como cualquiera.
Están bravos porque ahora la gasolina y el diésel serán más caros.
¡Estos indígenas son unos criminales, están destruyendo el país!, dice la
mañana siguiente un hombre en la televisión. “¿Es verdad eso, son criminales?”.
No, la gran mayoría está en sus casas, tranquilos, no en esas marchas quemando
llantas. Pero hay unos violentos que crean caos, esos sí son criminales y deben
ir a la cárcel. La mayoría quiere vivir en paz como cualquier persona.
“¿Y por qué no regresan a sus casas y viven en paz?”. No es tan sencillo.
No van a regresar hasta que les den lo que piden o hasta que los policías y
militares los saquen a la fuerza. “¿Y por qué no les dan lo que piden?”. Porque
eso sería malo para el país que necesita ponerse en orden, sería malo para
todos. “Entonces, ¿por qué no los sacan a la fuerza?”. Porque eso también sería
malo, habría muchos heridos y hasta muertos. Además, esto ya no es solo un tema
de los indígenas. Se han metido personas malas que buscan crear violencia para
sacar a Lenín de la presidencia.
“¿Y quién quiere eso?”. Correa. “¿Pero Lenín y Correa no eran amigos?”.
Eran. “¿Y Correa no estaba en Europa?”. Correa molesta desde cualquier lugar
del mundo. “¿O sea que otra vez la culpa es de Correa?”. Exacto. Y de muchos
políticos oportunistas a quienes les da igual el país, y de líderes indígenas
que solo piensan en sus intereses personales, y del Gobierno que no supo
comunicar las medidas, y del socialismo retrógrado que todavía tiene
contaminada esta sociedad. “¿Del qué?”, de Correa, la culpa es de Correa.
“¿Y ahora qué pasó? ¿Qué dijo el señor con la cara pintada y plumas en la
cabeza? ¿Por qué celebran?”. Porque Lenín va a hacer lo que piden los
indígenas. Ya no va a subir el precio de la gasolina para que termine la
huelga. “¿Ganaron entonces los indígenas?”. No, nadie ganó. Todos perdimos.
Perdieron los políticos. Perdió el Gobierno. Perdió el país. Perdieron las
empresas, los trabajadores, los negocios parados. Perdieron los muertos, los
heridos y sus familias. Perdieron los barrios, las calles, los edificios, las
ciudades destruidas. Perdieron los mismos indígenas, aunque crean lo contrario.
Perdieron ustedes, los niños que deben vivir en medio de esta división y
violencia, en un país estancado.
“¿Y entonces… hay clases mañana?”.