Era más fácil con Correa. Cada semana un
escándalo nuevo. Nuevos insultos, nuevos enemigos, nuevos perseguidos, nuevos
abusos. Cada semana una nueva escena de esas que producían vergüenza ajena:
Correa rompe un periódico, Correa detiene la caravana presidencial para
confrontar a quien le gritó en el camino, Correa imita la voz de algún
político, Correa miente, exagera y vuelve a mentir. Era más fácil escribir esta
columna en el correísmo. Sobraba material. Sobraban las críticas.
Ahora Lenín nos la pone más difícil. Y eso
es bueno. Los países políticamente aburridos son los que funcionan. Lenín no
arma escándalos, no insulta, no rompe diarios, no interrumpe con cadenas
nacionales. Está cumpliendo su ofrecimiento de su discurso de posesión, cuando
dijo que prefería ser un presidente a la europea, de esos cuya figura pasa
inadvertida.
El cambio de estilo ha venido muy bien.
Pero de eso no vamos a comer.
Lenín sigue cometiendo los mismos errores
de Correa en el manejo de la economía del país. ¿Y cómo no va a ser así si
conserva, en gran medida, el mismo equipo económico del correísmo? Quién lo
entiende.
Lenín ha continuado también esa táctica
correísta de amenazar con cortarte las dos manos, para luego dizque rectificar
y anunciar que solo te cortará un dedo, y el que tú escojas. Así, los que
protestaban desesperados ante la gravedad de la propuesta inicial se sienten
aliviados y hasta agradecidos porque solo les cortarán un dedito. Lo hizo Lenín
la semana pasada en su segmento El Gobierno Informa. Ahí anunció, entre otras
cosas, que retirará de la propuesta de reformas económicas y tributarias el
proyecto de limitar las deducciones de gastos para el impuesto a la renta de
las personas sin hijos y la absurda propuesta de hacer a los accionistas de una
empresa responsables de las obligaciones de la misma. Y todos felices y aliviados.
Mientras tanto, seguimos esperando medidas
o proyectos que apunten al verdadero desarrollo del país. ¿Hasta cuándo
mantiene Lenín al mismo equipo económico? ¿Qué está esperando para deshacerse
de los mismos que junto con Correa le dejaron la mesa sin comida, sin vajilla y
sin cubiertos? O Lenín cambia de equipo económico y aplica políticas que
impulsen inversiones, producción y empleos. O el país perderá la paciencia. Y
esa gran aceptación que el cambio de estilo ha traído dará paso a críticas y
reclamos ante la falta de empleo, las trabas y el estancamiento.
En lo político ya estamos positivamente
aburridos. Falta estarlo en lo económico. Que el libre comercio, la
institucionalidad, los estímulos a la inversión y las empresas sean tan
normales que no llamen la atención. Que nos podamos dedicar a trabajar sin
perder el tiempo en descifrar el nuevo impuesto, la nueva traba o la nueva
tasa.
El problema está identificado. Tiene
nombres y apellidos que siguen ocupando cargos clave en el manejo económico.
Lenín debe reemplazarlos en este momento. Hacer en lo económico lo que está
haciendo bien en lo político. Alejarse del modelo fracasado del correísmo.
Lograr que la situación del país sea tan predecible, tan estable, tan aburrida,
que opinar sobre ella sea cada día más difícil.