Esta es una buena semana. Luego de
diez largos años, es la última semana de Correa y todo lo malo que él
representa. Podremos descansar de él y soñar, aunque con dudas, que las cosas
mejorarán con el nuevo gobierno.
Pero lo que me hace realmente feliz
esta semana, más que el fin de esta década perdida, es la celebración de diez
años mucho más importantes. Los tuyos, Sofía. Diez años desde que me
convertiste en papá y cambiaste mi vida. Tú, Sofía, eres mi década ganada.
Aunque los diez años del correísmo
se sintieron como un siglo, los tuyos, en cambio, pasaron volando. No sé en qué
momento dejaste de escuchar canciones de la Sirenita y Little Einsteins y te
pusiste a cantar One Direction y Bruno Mars. De repente dejamos de leerte
cuentos antes de acostarte en tu cuna. Ahora, descubres tus propios personajes
e historias en tus lecturas. Y en lugar de servir el té a tus muñecas, armas
casas de Lego, fabricas pulseras de colores y practicas movimientos de gimnasia
olímpica con tus amigas.
Has aprendido tanto en estos diez
años, mientras los del Gobierno solo nos han estancado. Mientras ellos acosaban
a periodistas por lo que decían o escribían, tú aprendías a leer y escribir tus
primeras letras, tus primeras palabras, tus primeras ideas. Aprendías el valor
de decir lo que piensas y respetar lo que piensen los demás. Y mientras ellos
se dedicaron a despilfarrar y endeudarse, tú aprendías a guardar tus monedas en
tu chanchito rosado, y a sumar y restar en tus clases de matemáticas,
entendiendo que si tienes diez no puedes gastar cien.
Esta semana que cumples diez años
esperaba también celebrar contigo el comienzo de un país distinto,
verdaderamente libre y con oportunidades. Esperaba que vayamos por el cambio,
como dice el sticker que
pegamos en el vidrio del carro. Pero las cosas no siempre salen como uno
quisiera. Tendremos que esperar –ojalá no diez años más– para iniciar ese
cambio que tanto necesitamos.
Mientras tanto, seguiremos empujando
y reclamando por lo más importante: tu libertad. Para ser feliz, para
expresarte, aprender, trabajar y ser quien quieras ser. En paz. Sin que limiten
tus decisiones. Sin que el Gobierno meta sus narices donde no debe. Por
ejemplo, en tu educación, imponiendo lo que debes leer o estudiar en tu
colegio.
Al final, todos buscamos ser felices
y libres. Que nuestras familias estén bien. Por eso apoyaremos a los políticos
decentes que nos respeten y busquen el bienestar de todos. Y nos opondremos a
esos, como el que sabemos, que solo quieren controlar nuestras vidas, acumular
más poder y fomentar la división.
En esta década perdimos mucho como
país. Perdimos parte de nuestra libertad. Perdimos la decencia en la política.
Perdimos millones despilfarrados en elefantes blancos, burocracia, corrupción y
mala administración. Pero a pesar del Gobierno y sus abusos, conservamos
razones para seguirla peleando, para creer, para buscar que las cosas estén
mejor, para trabajar unidos. La mía es tu mamá, eres tú, es tu hermano (y el
que viene en camino), mis razones para haber sonreído esta década y ser
optimista ante el futuro.