Escribo muerto de nervios y
expectativas por saber lo que en este momento ya todos sabemos. Al escribir
esta columna, no sé si hoy hemos despertado felices y llenos de esperanza por
el triunfo del cambio. O si hemos preferido escondernos bajo las sábanas con
ese terrible chuchaqui de saber que toca aguantar cuatro años más de lo mismo.
O quizás, como ocurrió en la primera vuelta, el CNE aún nos tiene en suspenso y
estamos alertas en las calles. No lo sé.
Una cosa es clarísima más allá de
resultados. No podemos seguir igual. O cambiamos, o cambiamos. No hay
alternativa si queremos salir adelante.
Esta campaña presidencial, llena de
abusos de poder, ha sido una clara demostración de la necesidad urgente de ese
cambio. Quedó en evidencia que para los que hoy ocupan el poder es lo mismo el
Gobierno, el Estado, o Alianza PAIS. Todo les pertenece. Un día toman nuestra
plata del IESS o del Banco Central, otro día usan los medios públicos e
incautados a su antojo. Ya lo dijo el mismo Correa: “El presidente de la República
no es solo jefe del poder Ejecutivo, es jefe de todo el Estado ecuatoriano, y
el Estado ecuatoriano es el poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral,
Transparencia y Control Social, superintendencias, Procuraduría, Contraloría,
todo eso es Estado ecuatoriano”. O sea, todo lo público debe estar a sus pies.
Eso no puede continuar si pretendemos vivir en un país civilizado.
En esta campaña Alianza PAIS puso el
Estado a su servicio, empezando por los medios incautados. Tantas veces Correa
nos vio la cara ofreciendo vender esos medios. Terminará sus diez años sin
hacerlo. Mientras Guillermo Lasso daba una entrevista en un canal, a la misma
hora en Gama y TC Televisión interrumpían su programación habitual con un
programa dedicado a atacarlo. Los noticieros de los canales incautados
presentaban como supuestas noticias larguísimos reportajes dedicados a
desprestigiar a Lasso y a tergiversar sus propuestas. Ni hablar de El
Telégrafo. En ese periódico, supuestamente público, atacar al candidato de oposición
parecía ya la línea editorial oficial. Correa, Lenín y su equipo de campaña
abusaron sin control de los medios de comunicación que nos pertenecen a todos
los ecuatorianos.
Pero ese nivel de abuso no se logra
sin ayuda. Se requieren cómplices y facilitadores. Varios periodistas se
prestaron para lanzar esos ataques disfrazados de noticias. Varios
administradores y ejecutivos de esos medios permitieron que se transmitieran
los programas dedicados al ataque. Ellos son tan responsables como sus jefes de
Alianza PAIS. Deberán también responder por el abuso.
¿Y las instituciones de supuesto
control como la Supercom? Esa sí estaba muy activa preparando una multa a los
medios, pero no a los medios públicos e incautados por alinearse descaradamente
con el candidato de Gobierno. No, la denuncia fue para los medios privados por
no publicar un reportaje contra Lasso. Increíble. Otra vez, el Estado al
servicio del partido político. Otra vez, funcionarios de instituciones
supuestamente independientes flameando descaradamente la bandera de Alianza
PAIS con recursos públicos.
Esta campaña puso en evidencia, una
vez más, la bajeza de este Gobierno que finalmente se va. Dejó claro por qué es
urgente un cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario