lunes, febrero 06, 2017

Este 19

Después de sufrir diez años de estatismo, insultos, abusos, corrupción, despilfarro y restricciones tenemos la oportunidad de ponerle fin al modelo correísta y su socialismo del siglo XXI. Por más intentos que haga el Gobierno de vendernos eslóganes que pinten de rosa estos años grises, la gente y la historia recordarán esta década como lo que fue. Recordaremos el ataque a las libertades, el aparato propagandístico, la corrupción, las nefastas consecuencias del proteccionismo, la falta de transparencia e independencia de poderes y el cinismo de una nueva clase política que no supo manejar el poder.

Depende de nosotros que aquí termine esta década perdida. Ni un día más.

Este 19 de febrero no es cualquier 19. Es un 19 trascendental. Un 19 que nos brinda una oportunidad de esas que no se repiten así nomás. La oportunidad de iniciar el cambio en este país. De desterrar este modelo político que nos tiene hundidos.

Queremos un cambio. Necesitamos un cambio. Tanto que hasta el candidato del continuismo ha tenido la osadía de ofrecer en su campaña el “cambio verdadero” para disfrazar sus planes alineados al gobierno actual. Necesitamos un cambio de modelo económico, un cambio de actitud en el manejo del poder, un cambio de gente, un cambio profundo hacia un país que defienda nuestra libertad. Pasar de la sinvergüencería a la decencia.

La falta de empleo y oportunidades, sumados al hartazgo hacia el correísmo llevarán a un gran porcentaje del país a votar por el cambio. El fracaso del modelo correísta ha logrado algo que antes era impensable: los más diversos sectores políticos están de acuerdo, en términos generales, en el camino a seguir para sacar a este país adelante. En el reciente debate organizado por la Cámara de Comercio de Guayaquil vimos cómo los candidatos, de izquierda, centro o derecha, coincidían en aquello que necesitamos: libertad de expresión, menos impuestos, menos intromisión del Estado, separación de poderes, justicia independiente, defensa de la dolarización, menos trabas al sector privado, un Estado más delgado y eficiente. En otras palabras, coincidían en que debemos hacer lo opuesto a lo que este Gobierno viene haciendo.

El país del correísmo está en cuidados intensivos. Este gobierno terminará sus días arañando hasta el último centavo que pueda sacarnos y escondiendo a como dé lugar la corrupción bajo la alfombra de una justicia servil. La amenaza del continuismo es demasiado grande, demasiado grave, como para no votar bien.

Hoy, todas las encuestas serias que buscan informar sobre la intención de voto –no impulsar alguna candidatura– dan ventaja a Guillermo Lasso sobre el resto de candidatos de oposición para encontrarse en segunda vuelta con Lenin Moreno.


El socialismo del siglo XXI ya ha hecho suficiente daño. Venezuela está a la vuelta de la esquina si votamos mal. Ni nulo, ni blanco. Tenemos un solo voto en nuestras manos. Una sola oportunidad para hacerlo bien. El continuismo o el cambio. No hay más.


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