El monigote de
la jueza ardiendo en llamas representa lo que debería ser nuestro propósito
para el 2017 como país. Quemar el abuso y la prepotencia personificados en ese
año viejo.
La ahora famosa
jueza es solo una pequeña muestra de un problema mucho más grande en el país.
Ese vergonzoso episodio que hoy todos conocemos gracias al video que hizo un
policía que no se dejó intimidar, refleja un mal que vivimos como sociedad. Un
mal que debemos quemar de raíz, para siempre: la prepotencia de quienes creen
estar por encima de la ley y de los demás.
Fue refrescante
ver en las veredas de la ciudad el monigote de la jueza con su vestido naranja
entre años viejos de princesas, superhéroes, artistas y futbolistas. Porque esa
es la idea original de los años viejos: representar a aquellos personajes que
han sido los más populares o relevantes del año por algo negativo. Al quemar a
esos monigotes no quemamos cualquier cosa. Al llegar la medianoche del último
día del año quemamos lo malo que ellos representan. Los despedimos para
siempre. Así nos renovamos, dejamos lo negativo atrás, nos damos una nueva
oportunidad. Dejamos el pasado y miramos al futuro.
Al quemar ese
año viejo de la jueza quemamos el irrespeto, la humillación, la corrupción.
Quemamos el país del “tú no sabes quién soy yo”. El país del “hago lo que me da
la gana porque soy pana de tal ministro o tal funcionario”. El país del “yo me
paso la cola, hago trampa y no cumplo la ley porque tengo plata, porque soy muy
bacán”. El país del “no sabes con quién te has metido”. El país del insulto, la
violencia, la intimidación, el miedo.
El 2016 ha
terminado dejándonos un sabor amargo. La elección de Donald Trump en Estados
Unidos contagió de pesimismo al mundo. Aquí sufrimos un terremoto en Manabí y
otro peor con su epicentro en Carondelet que viene resquebrajando durante casi
diez años, y en especial este último, las frágiles estructuras de este país.
Vivimos una crisis económica que el Gobierno se niega a aceptar pasándole la
cuenta al próximo gobierno. Pero sobre todo, enfrentamos una profunda crisis
ética, donde se defiende a corruptos y sinvergüenzas, donde muchos se creen
intocables, como la jueza.
Hoy arranca la
primera semana del 2017. Es un nuevo comienzo. Una nueva oportunidad para
quemar lo malo, mirar adelante y escoger lo bueno. Para ser optimistas.
Empieza un año
crucial para todos. Un año en el que nuestro voto tendrá quizá más importancia
que todos nuestros votos pasados. Yo no recuerdo un voto tan urgente y
trascendental como el del próximo febrero. Con nuestro voto podremos hacer que
los que hoy abusan de su poder prueben nuestro poder. El poder de una mayoría
desesperada por un cambio de rumbo.
Se han apagado los fuegos artificiales. Amanecemos renovados después del baile, el brindis, los abrazos. Con todas las ganas de que este 2017 sea un año de cambio. Desterrar a esa jueza en nosotros y entre nosotros será un buen comienzo para lograrlo.
Se han apagado los fuegos artificiales. Amanecemos renovados después del baile, el brindis, los abrazos. Con todas las ganas de que este 2017 sea un año de cambio. Desterrar a esa jueza en nosotros y entre nosotros será un buen comienzo para lograrlo.
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