lunes, diciembre 18, 2017

Tu tiempo, Lucía

Las dos líneas rojas nos dieron la sorpresa a tu mamá y a mí. Llegarías en nueve meses. Y ahora estás aquí, tan linda, Lucía, a las tres de la mañana, sin planes de volverte a dormir, devorando con tus ojos abiertotes este extraño mundo al que has venido.

Llegas en nuevos tiempos. Llegas en buenos tiempos, Lucía. A pesar del pesimismo y las malas noticias que nos rodean, en realidad nunca ha estado mejor este planeta Tierra donde hace pocas semanas empezaste a respirar. Llegas a un mundo más seguro, más sano, más próspero que el de mi generación, la de tus abuelos y los que vinieron antes de ellos.

Cada día hay menos pobreza en el mundo, cada día más niños van a aprender a la escuela en lugar de tener que trabajar, cada día las personas están mejor alimentadas, viven más años, son más sanas. Gracias a hombres y mujeres dedicados a la ciencia y la tecnología vivimos avances impresionantes que mejoran nuestras vidas. En el mundo de hoy hay menos guerras, menos peligros, menos dictaduras. Hay más libertad. Y cada día, a pesar de algunos fanáticos que todavía andan por ahí, las personas nos respetamos más, somos más tolerantes y celebramos más la diversidad.

Eso no quiere decir que todo esté perfecto y color rosa como tus pijamas. Hay mucho por mejorar. Todavía falta mucho por hacer. Sobre todo, en un país como el que te tocó nacer.

Tu país, Lucía, empieza a despertar como tú despiertas después de tu siesta: confundida, llorando, con hambre. Y es que han sido varios años de vivir la pesadilla de tener un gobierno y un presidente malo, malo, malo, como el peor de los villanos de los cuentos que pronto conocerás. Tienes suerte, Lucía. Hace diez años, cuando nació tu hermana mayor, el país iniciaba esos tiempos oscuros, llenos de ogros y monstruos. Tu hermano llegó cinco años después, en medio de gritos, insultos y abusos. Ahora, tú has llegado en tiempos mejores, lejos todavía de ser ideales, pero tiempos de reconciliación, de menos monstruos, de nuevas oportunidades.

Has llegado también en tiempos nuevos y emocionantes para ser mujer. Tiempos en los que con más fuerza que nunca las mujeres reclaman y ganan el respeto y el lugar que merecen. Porque tú, Lucía, eres mujer. Bueno, por ahora eres una bebé. Pero pronto serás una niña, crecerás y te convertirás en una mujer. Fuerte. Independiente. Honesta. Valiente. Original. Inteligente. Creativa. Libre. Sin límite a lo que puedas lograr.

Tendrás la ventaja de ser mujer en un mundo cada vez más respetuoso, más tolerante, más inclusivo. Un mundo donde el ruido de los dogmas y fanatismos se escuche cada vez menos. Pero deberás poner de tu parte para que ese mundo sea posible. Respetando siempre a quien piensa distinto. Ganándote el respeto de los demás. Celebrando la diversidad. Luchando por lo que crees. Contribuyendo con tu ejemplo a crear una sociedad más justa, más abierta, más libre.


Te queremos tanto, Lucía. Nunca dejes de soñar, reír, vivir. Juega, imagina, canta in the sky with diamonds, tu canción. Explora, descubre, aprende. Sé una persona de bien. Empieza tu aventura de la vida. Tu historia, tu mundo, tu tiempo. 



lunes, noviembre 20, 2017

Cortando dedos

Era más fácil con Correa. Cada semana un escándalo nuevo. Nuevos insultos, nuevos enemigos, nuevos perseguidos, nuevos abusos. Cada semana una nueva escena de esas que producían vergüenza ajena: Correa rompe un periódico, Correa detiene la caravana presidencial para confrontar a quien le gritó en el camino, Correa imita la voz de algún político, Correa miente, exagera y vuelve a mentir. Era más fácil escribir esta columna en el correísmo. Sobraba material. Sobraban las críticas.
Ahora Lenín nos la pone más difícil. Y eso es bueno. Los países políticamente aburridos son los que funcionan. Lenín no arma escándalos, no insulta, no rompe diarios, no interrumpe con cadenas nacionales. Está cumpliendo su ofrecimiento de su discurso de posesión, cuando dijo que prefería ser un presidente a la europea, de esos cuya figura pasa inadvertida.
El cambio de estilo ha venido muy bien. Pero de eso no vamos a comer.
Lenín sigue cometiendo los mismos errores de Correa en el manejo de la economía del país. ¿Y cómo no va a ser así si conserva, en gran medida, el mismo equipo económico del correísmo? Quién lo entiende.
Lenín ha continuado también esa táctica correísta de amenazar con cortarte las dos manos, para luego dizque rectificar y anunciar que solo te cortará un dedo, y el que tú escojas. Así, los que protestaban desesperados ante la gravedad de la propuesta inicial se sienten aliviados y hasta agradecidos porque solo les cortarán un dedito. Lo hizo Lenín la semana pasada en su segmento El Gobierno Informa. Ahí anunció, entre otras cosas, que retirará de la propuesta de reformas económicas y tributarias el proyecto de limitar las deducciones de gastos para el impuesto a la renta de las personas sin hijos y la absurda propuesta de hacer a los accionistas de una empresa responsables de las obligaciones de la misma. Y todos felices y aliviados.
Mientras tanto, seguimos esperando medidas o proyectos que apunten al verdadero desarrollo del país. ¿Hasta cuándo mantiene Lenín al mismo equipo económico? ¿Qué está esperando para deshacerse de los mismos que junto con Correa le dejaron la mesa sin comida, sin vajilla y sin cubiertos? O Lenín cambia de equipo económico y aplica políticas que impulsen inversiones, producción y empleos. O el país perderá la paciencia. Y esa gran aceptación que el cambio de estilo ha traído dará paso a críticas y reclamos ante la falta de empleo, las trabas y el estancamiento.
En lo político ya estamos positivamente aburridos. Falta estarlo en lo económico. Que el libre comercio, la institucionalidad, los estímulos a la inversión y las empresas sean tan normales que no llamen la atención. Que nos podamos dedicar a trabajar sin perder el tiempo en descifrar el nuevo impuesto, la nueva traba o la nueva tasa.
El problema está identificado. Tiene nombres y apellidos que siguen ocupando cargos clave en el manejo económico. Lenín debe reemplazarlos en este momento. Hacer en lo económico lo que está haciendo bien en lo político. Alejarse del modelo fracasado del correísmo. Lograr que la situación del país sea tan predecible, tan estable, tan aburrida, que opinar sobre ella sea cada día más difícil.


lunes, noviembre 06, 2017

Sinvergüenza TV

Este Gobierno llegó al poder con ayuda de la maquinaria propagandística de los medios correístas. Ahora el Gobierno denuncia el mal manejo y los abusos de esos mismos medios. Ironías de la revolución cuántica. Más allá de eso, estas revelaciones que transparentan lo ocurrido con los medios públicos e incautados en manos del correísmo son un gran paso para poner a los sinvergüenzas en su lugar.

El atraco y abuso de los medios públicos e incautados no es ninguna novedad. Tanto nos acostumbramos a ver estos medios al servicio de Correa que ya ni nos llamaba la atención. La novedad es que ya no son solo investigaciones y acusaciones de la prensa privada. Ahora las mismas autoridades del Gobierno han revelado la sinvergüencería del correísmo, que utilizó a los canales incautados para promocionarse sin pudor exigiendo la transmisión de sabatinas, propaganda y “reportajes” para perseguir y atacar a sus adversarios. Todo esto, mientras los recursos de estos medios se licuaban, se utilizaban para fines partidistas y para pagar megasueldos a administradores y presentadores.

La incautación de los medios de los Isaías nunca buscó recuperar ni un centavo. Era parte del plan de Correa para controlar la información en el país. Para lavar cerebros difundiendo hasta en la sopa su imagen y sus mentiras. GamaTV y El Telégrafo fueron las principales sucursales de Carondelet y Alianza PAIS.

Ahora que este gobierno ha puesto el dedo en la llaga, los responsables, empezando por Correa, deben responder. El escándalo de la comunicación tal vez no tenga tantos ceros como el de Odebrecht y los contratos chinos, pero es una corrupción a la vista de todos, que no solo significó dinero derrochado, sino el abuso sistemático de bienes públicos al servicio del ego y la vanidad presidencial.

Hoy se siente bien el silencio. No más interrupciones a los noticiarios, no más insultadera de los sábados, no más páginas enteras de diarios con absurdas rectificaciones, no más cadenas nacionales. Los periodistas vuelven a hacer su trabajo. Vuelven las voces que el correísmo calló. El presidente comunica más y mejor en sus cortas intervenciones de los lunes.

Ahora Lenín quiere hacer que los medios públicos sean realmente públicos. Creo que ahí se equivoca. Los medios públicos estarán siempre amenazados por futuros gobernantes con aires de emperadores, listos para poner a todo el Estado a su servicio. Lenín debería sincerar las cosas y dejar la comunicación en manos privadas, en manos de cada uno de nosotros. No tiene sentido insistir y gastar tanto dinero en mantener canales y diarios que apenas llegan a un puñado de gente. Mayor alcance –y mucho más barato– consiguen con una cuenta de Facebook. Tenemos demasiadas deudas y necesidades como para insistir en medios públicos siempre en riesgo de convertirse en medios gobiernistas y partidistas.

El abuso de los medios públicos e incautados marcó la década robada. Marcó nuestras vidas. Correa y sus compinches deben responder ante la justicia. Lenín tiene la oportunidad de ponerle punto final a la posibilidad de futuros abusos. Para que la comunicación sea de todos no hacen falta medios públicos. Basta un celular en nuestra mano.


lunes, octubre 16, 2017

Tibio, tibio


Ecuador, Bolivia y Venezuela ocuparon la cola en la tabla de clasificación al Mundial de Rusia 2018. Curiosa y triste coincidencia que sean también gobiernos regidos por el socialismo del siglo XXI. Se vuelve costumbre esto de estar a la cola.

Iba bien Lenín. Iba muy bien. Parecía que se desmarcaría en serio de este socialismo del siglo XXI que nos tiene a la cola del desarrollo. Lo estaba haciendo tan bien en lo político, que pensamos que en lo económico apuntaría también en la dirección coherente; es decir, la contraria a la de Correa.

Pero sus propuestas económicas nos recordaron que este gobierno sigue siendo en gran medida correísta. Nada de apertura comercial. Nada de reducir en serio el obeso aparato gubernamental. Más proteccionismo, más impuestos, más intervención estatal.

El anuncio de sus medidas económicas nos dejó en las mismas. Tibio, tibio. No son medidas radicales al estilo correísta, de esas que espantan a empresarios y lleva a la gente a guardar su dinero bajo el colchón. Tampoco son medidas que solucionen nada. En definitiva, más de lo mismo del correísmo, versión buen humor cuántico.

Este Gobierno habrá logrado mucho si concreta el cambio político que nos lleve a ser un país con mayor institucionalidad, independencia de poderes y libertad. Cuando en el mes de julio escribí aquí sobre la necesidad de llamar a una consulta popular para acabar con la reelección indefinida, era solo una aspiración lejana. No pensé que Lenín lo haría. Pero lo hizo. Me dejó frío. Nos dejó fríos a muchos que pensamos que su gobierno solo sería más correísmo. Lenín tomó el camino correcto en lo político.

En lo económico deja muchísimo que desear todavía. Tanto se ha quejado que no le dejaron la mesa servida que uno esperaría políticas distintas a las correístas. Pero Lenín y su equipo insisten en la protección de la industria nacional, limitar importaciones y subir impuestos. Lo mismo que hizo Correa. Lo mismo por lo que fracasó Correa.

Piensan tal vez que el fracaso correísta se debió a la enorme corrupción de la década robada o a esa incertidumbre constante que los cambios de ánimo y caprichos del loco del ático causaban en los mercados. Sí, la corrupción y el ambiente de confrontación tuvieron que ver con el fracaso económico. Pero lo de fondo fue el estatismo asfixiante durante esa década. Fueron las trabas, los aranceles, poner al Estado como centro de todo en perjuicio de la iniciativa privada.

Las medidas de Lenín presentan ciertos cambios positivos para las pequeñas empresas, con menos impuestos e incentivos. Pero son medidas insuficientes para volvernos más productivos, atraer inversiones y generar empleo. Si la opción sigue siendo más proteccionismo en lugar de apertura comercial, difícilmente el resultado será distinto al de la última década.

Queda la esperanza de que Lenín escuche y esté abierto a analizar los efectos de sus políticas económicas. Que al ver que no se dan los resultados esperados, tome el otro camino.

Ya estamos cansados de estar en el fondo de los rankings. Haciendo lo mismo no se obtienen resultados distintos. Estamos a tiempo de cambiar nuestro plan de juego. 


lunes, octubre 02, 2017

La escoba tras la puerta

Estoy viendo una foto de Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama sonriendo, abrazados, relajados, durante un partido de golf. Cada uno de ellos, durante ocho años, fue el hombre con más poder en este planeta como presidente de los Estados Unidos. Y cada uno de ellos, una vez terminado su periodo presidencial, abandonó la política y se fue a su casa.

Siguieron esa sana tradición de dejar la presidencia y el poder. De entender que su momento pasó y que deben dejar al siguiente presidente gobernar. Que no son imprescindibles. Que la historia no empieza ni termina con su presidencia. Que son uno más, en una sucesión de personas a cargo de dirigir su país.

¿Por qué acá es tan difícil dejar el poder? ¿Por qué estamos llenos de políticos que se creen indispensables? ¿Es tan difícil simplemente entender que su etapa pasó, irse a su casa y no molestar?

Por eso es tan importante la consulta de Lenín Moreno. Por eso es crucial acabar con la figura de la reelección indefinida que Correa, con su infinita vanidad y sed de poder, impuso al país. Hay que frenar esta obsesión de nuestros políticos por acumular poder. Hay que forzarlos a irse. Ponerles la escoba tras la puerta de Carondelet.

Toda una tribu de groupies, fans y parásitos del correísmo piden a gritos a su loco del ático. Necesitan sentirse importantes nuevamente, mandar y hacer lo que les da la gana sin rendir cuentas, ser los bacanes del barrio otra vez. Su dinero, sus viajes, sus asesores, su estatus dependen de Correa en el poder. Saben que con Lenín todo acabará en cuatro años. No ven beneficio en alinearse con un político de paso. Ellos están aquí para quedarse de largo. Quieren su Fidel andino que los eternice en el poder. Por eso vemos a las sumisas más desesperadas que nunca, diciendo cualquier tontería para justificar la reelección indefinida. Por eso mueven las piezas con cuidado en su tablero político, donde el fin es el poder por el poder.

Ojalá Lenín no caiga en el juego de los asambleístas de Alianza PAIS que buscan meter en la consulta preguntas diseñadas para dividir apoyos. Que incluya las preguntas correctas, las esenciales, que garanticen un masivo sí a favor de la institucionalidad.

Tarde o temprano, una vez que pierden el poder, todos los corruptos, abusadores y sinvergüenzas caen. Pero mientras el sistema no garantice una alternancia, muchos corruptos conservan su poder y se fortalecen. Ahí está el caso de Fidel Castro, que nunca perdió el poder y murió sin enfrentar la justicia por sus múltiples abusos. Los casos de corrupción que hoy se destapan seguirían bien ocultos con Correa en Carondelet. Y mientras conserve su poder en varias instituciones, y siga latente la amenaza de su regreso, quedarán sin ver la luz muchos otros casos de corrupción.


¿Tendremos algún día una foto como la de esos expresidentes gringos, orgullosos jubilados del poder? ¿O tendremos que aguantar al actual y futuros locos del ático, reacios a abandonar la política, dedicados a complicar la vida de su sucesor para recuperar el poder? La consulta tiene mucho que decir al respecto. Veremos.