Sebastián
Piñera, expresidente de Chile, en su reciente visita a Guayaquil citó una frase
muy válida hoy en nuestro país: “Cuando el Gobierno le teme a las personas, eso
es democracia. Cuando las personas le temen al Gobierno, eso es dictadura”. Los
juicios, amenazas e intentos de intimidación que vivimos nos dejan bastante
claro el tipo de régimen que nos quieren imponer.
A
nuestros funcionarios se les ha subido el poder a la cabeza. Se creen
intocables. Ante cualquier acusación o crítica, salen a defender su “honor”,
dan un ultimátum y recurren a las cortes para que los jueces, sus jueces,
determinen que su buen nombre ha sido afectado y se castigue con millonarias
multas o cárcel al acusador.
Conocemos
bien a esos que se las dan de muy rectos. Suelen ser todo lo contrario. La
persona honorable no necesita convencernos de sus valores y su ética,
simplemente lo demuestra. No hace falta presumir la honestidad y menos que la
certifique un juez.
“¡Me
han ofendido!, ¡han atacado mi honra!, ¡me han causado un grave daño moral!”,
gritan descontrolados nuestros políticos. Y nuestros jueces, siempre tan
independientes e ilustrados, no pierden tiempo en darles la razón y dictar la
sentencia que prueba su intachable honorabilidad.
En
esto Correa es el campeón. Tiene la honra más cara y rentable del país.
Seiscientos mil dólares tuvo que pagarle el Banco Pichincha por el gravísimo
daño moral que le significó estar injustamente en la central de riesgo. Y ni
hablar de los 40 millones de dólares que nuestros jueces decidieron que Diario El
Universo debía pagar al honorable presidente de la República por haber ofendido
gravemente su honra con un artículo de opinión.
Ahora
vuelven al ataque. Esta vez no piden plata. Ahora piden cárcel para sus
críticos, en especial si estos son políticos de oposición. Eduardo Del Pozo,
vicealcalde de Quito, recibió una sentencia de 15 días de prisión tras una
demanda planteada por Correa por atentar contra la honra y buen nombre del
presidente en una entrevista radial. ¿Qué dijo Del Pozo? ¿Qué pudo ser tan
ofensivo como para ir a la cárcel? Nada que no opinemos miles de ecuatorianos.
Cuestionó que nos hablen de ética “quienes a través de determinadas presiones
han conseguido ganar juicios y sacar esos recursos sin pagar impuestos, con
sentencias a dedo…”.
Por
su lado René Ramírez, de la Senescyt, demandó a Guillermo Lasso por mencionar
lo reportado en un portal periodístico. “Le doy 48 horas para que se retracte
por sus acusaciones contra mi esposa o iniciaré acciones legales. ¡Con la honra
no se juega!”, amenazó el honorable Ramírez. Que Lasso sea el principal
opositor del correísmo es solo coincidencia.
No
entienden, o se hacen los que no entienden, que los funcionarios públicos no
son ciudadanos comunes. Que deben tener un mayor grado de apertura y tolerancia
ante críticas y acusaciones por ser figuras públicas y sus acciones de interés
público. Se han inventado el cuento al revés: porque son figuras públicas te
intimidan pretendiendo que los trates con mayor respeto y cuidado.
Quieren
imponer la dictadura del temor al Gobierno. Pero en el fondo se mueren de
miedo.
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