jueves, enero 19, 2012

Lo que no podremos decir


En marzo del 2009, antes de las elecciones presidenciales, escribí en un artículo, entre otras cosas, que los candidatos “Noboa y Gutiérrez representan el pasado que queremos dejar atrás. Correa es el presente del que queremos librarnos. Y Roldós es una reacción valiente al presente, pero una reacción que nos llevaría en una dirección equivocada”.

En las próximas elecciones no podré escribir algo así. Correa y su Asamblea me lo prohíben. Ahora, por orden de Correa y su –irónicamente llamado– Código de la Democracia, los medios de comunicación “se abstendrán de hacer promoción directa o indirecta, ya sea a través de reportajes, especiales o cualquier otra forma de mensaje, que tienda a incidir a favor o en contra de determinado candidato, postulado, opiniones, preferencias electorales o tesis política”. Más claro, que no se diga ni escriba nada sobre la campaña electoral y los candidatos.

Correa dice que quiere imparcialidad y objetividad en los medios. Traducción: que nadie hable mal de él, que nadie mencione abusos o escándalos de su Gobierno, que nadie hable bien de otros candidatos. Que nadie diga nada, para que la única voz que se escuche sea la suya, la de sus cadenas promoviendo las obras de su gobierno, la de su millonaria propaganda.

De Correa nada podemos esperar en lo que a libertad de expresión se refiere. Su misión es callar a los medios. Eso está claro. Pero él no puede implementar estos abusos solito. Ahí aparecen sus asambleístas, listos para hacer lo que sea necesario –incluso votar contra sus principios– con tal de agradar al jefe y así estar en las listas de Alianza País para las próximas elecciones.

Sería bueno que Correa vea los canales de TV gringos o lea sus diarios. Se encontrará con una serie de reportajes en los que se investiga con detalles lo bueno y malo de los actuales candidatos republicanos. Así, los votantes pueden conocer más de cerca a quienes pretenden gobernarlos. Acá eso estará prohibido. Con esta absurda ley, hasta se podría sancionar un reportaje sobre algún escándalo o caso de corrupción del Gobierno, pues se interpretaría como un reportaje en contra del candidato Correa. Cualquier información negativa o positiva que se tenga sobre un candidato tendrán que callarla los medios. Si algún candidato estuvo involucrado en algún caso de corrupción, los votantes no se enterarán. Si algún candidato explotaba a sus empleados, silencio total. Nada que pueda interpretarse como un apoyo o ataque al candidato.

¿Olvida el presidente Correa al candidato Correa que salió del anonimato gracias a la cobertura que le dieron los medios? ¿O será que lo recuerda bien y ahora quiere evitar que aparezcan nuevas voces? El candidato Correa logró vencer la poderosa billetera del candidato Noboa. Ahora, el presidente Correa, con su poderosísima maquinaria estatal y su control de las instituciones, busca aniquilar cualquier posibilidad de una contienda electoral. La voz que él tuvo en los medios ya no estará permitida. Las opiniones favorables que él recibió de periodistas y comentaristas ahora serán sancionadas.

Ecuador hace el ridículo ante el mundo aprobando una ley impensable en cualquier sociedad democrática. El fraude electoral se ha adelantado un año.

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