Si
quieres ganar un juicio en este país, no gastes en abogados caros. Mejor pídele
a Rafael Correa que te acompañe a la corte y listo. Triunfo asegurado.
Su récord perfecto lo garantiza. Sus visitas a la corte para clavarle su poderosa mirada al juez en tres juicios distintos han terminado en tres triunfos y más de 40 millones de dólares en indemnizaciones: seiscientos mil contra el Banco Pichincha, 40 millones contra EL UNIVERSO, y ahora 100 mil en el juicio de Vinicio Alvarado contra Mónica Chuji. Los supuestos juicios privados vienen acompañados de una poderosa comitiva presidencial que siempre se da un tiempito para intimidar al juez con su presencia.
La demanda contra Mónica Chuji es otro vergonzoso capítulo en los abusos contra nuestra libertad para expresarnos. La intención es clara: crear un clima de miedo y autocensura para que nadie se atreva a criticar a los funcionarios del Gobierno. Correa lo acaba de decir clarito: “De hoy en adelante persona que nos calumnie tendrá su respuesta legal”. Pero ya sabemos que en estos tiempos la definición de “calumnia” la decide el ánimo del Gobierno. Y la palabra “legal” significa lo que ellos quieran que signifique. Eso de legal, en un régimen que tiene a la justicia rendida a sus pies, es un decir.
Están borrachos de poder. En lugar de haber madurado y entendido que su posición pública les exige ser más tolerantes y civilizados, los funcionarios de este Gobierno, liderados por el mal ejemplo de Correa, están obsesionados con controlar las críticas. Disfrutan su estatus todopoderoso. Saben que basta presentar una demanda, por absurda, abusiva o disparatada que sea, para que el juez de turno tiemble ante su presencia y les dé la razón. No importa que el fallo contradiga la ley, la justicia o el más elemental sentido común; ellos se convencen y tratan de convencernos de que aquí no hay abuso ni atropello del Gobierno, sino una simple defensa de sus derechos.
Quieren que la gente se arrodille ante ellos. Que les pidan perdón. Si se disculpan les quito el juicio y se acaba todo, les dice Correa a los autores del libro El Gran Hermano, demandados por revelar aquello que el mismo hermano del presidente y una veeduría formada por el mismo Gobierno han afirmado. ¡Cuánta magnanimidad! Les da la oportunidad de continuar libres y sin más gastos legales si solo se agachan y dicen pegue patrón.
¿Y ellos, cuándo nos piden perdón? ¿Cuándo piden disculpas por la manipulación, las mentiras y los ataques con los que inundan los canales de televisión malgastando nuestra plata? ¿Cuándo nos piden perdón por utilizar sus puestos y sueldos públicos para intimidar y dividir, en lugar de gobernar? ¿Cuándo se disculpan por enlodar la reputación de ciudadanos con millonarias cadenas y propaganda que todos pagamos? ¿Cuándo muestran un mínimo remordimiento, un gesto o deseo de cambiar?
No, ellos no se disculpan. No entienden de democracia o libertad. Aquí la ley no protege a los individuos del poder del Estado, sino lo contrario. La juma del poder los hace creerse invencibles, infalibles, dueños de la verdad. Ni imaginan el chuchaqui que les espera.
2 comentarios:
Así es, la juma del poder en las largas noches neo liberales y luego los chuchaques socialistas, debe haber cambios hacia un nuevo orden mundial
I would definitely stay sober and learn.
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