Si no hubiese ocurrido se lo hubieran inventado. De hecho se inventaron gran parte. Y un año más tarde continúan haciéndolo. Siguen vendiéndonos una ficción construida desde el primer día.
Desde las primeras horas de ese 30 de septiembre, cuando Rafael Correa ingresó al hospital, se empezó a redactar el guión que ayudaría a subir puntos de popularidad, afianzar el poder y dar nuevas razones para perseguir y callar a opositores.
Para ello, lo primero fue controlar a la prensa. Impedir que los periodistas cubran lo que estaba ocurriendo. Mantener al país en oscuridad informativa. ¡Cómo deben haberlo disfrutado en la Secretaría de Coerción y Manipulación! Tuvieron durante algunas horas todo el poder mediático en sus manos. Su sueño cubano hecho realidad. Por el estudio del canal público desfilaron ministros de Gobierno y autoridades afinando poco a poco el cuento oficial: que no está secuestrado, o mejor dicho que sí lo está, que esto es solo un levantamiento militar, o mejor dicho, ¡esto es un cobarde intento de golpe de Estado!
Llevan un año trabajando en reinventar el 30 de septiembre en ese intento de golpe de Estado que solo existió en las cadenas nacionales de televisión y radio, en la propaganda oficial, en los enlaces del sábado, y en las entrevistas de los canales oficiales.
Inventaron historias. Involucraron a políticos y opositores en falsos complots. Manipularon la realidad. Convirtieron un foro académico público en Miami en supuesta reunión de conspiradores. Editaron declaraciones según las necesidades del guión.
Un año después, el Gobierno quiere meter en la cárcel a un periodista por opinar sobre lo ocurrido ese día. Un año después, un Coronel de la Policía tuvo que permanecer en la cárcel casi siete meses por decirle a un reportero de CNN que el presidente no estuvo secuestrado. Y aunque la corte ha ratificado su inocencia ante la absurda acusación de magnicidio, el Gobierno se empeña en perseguirlo. Un año después, más que esclarecer las trágicas muertes y a sus responsables; quieren encerrar de ocho a doce años en la cárcel, como al peor de los criminales, a quienes ingresaron a la fuerza al canal público de televisión.
El origen de las balas asesinas es secundario. Lo importante es vender una versión y que nadie se meta con ella. Es seguir buscando conspiradores y razones para callar opositores. Este gobierno Kiko sigue exagerando su llanto y acusando con su mamá a falsos culpables.
Se trata de esconder la irresponsabilidad, improvisación, malas decisiones e incapacidad para enfrentar y resolver una crisis, que provocaron la escalada de lo que era solo una protesta, poniendo en riesgo la vida del presidente y de tanta gente inocente. Se trata de convertir una tragedia y un día triste para el país en fiesta patriotera.
Como todo en este Gobierno marquetero, hasta han diseñado un logo conmemorativo del 30-S con su eslogan “El día que triunfó la democracia”. Se viene la celebración.
Todo héroe necesita su gesta heroica. Aquí la encontraron. Y la corrigieron y aumentaron con historias de conspiraciones, videos y musiquita de fondo. Así nacen las leyendas. Pero tarde o temprano la historia aclara los mitos.
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