El contraste no podía ser más revelador. El gobierno de Estados Unidos anunciaba la expulsión del embajador de Ecuador en Washington, como respuesta a la expulsión de su embajadora en Quito por parte del gobierno ecuatoriano, luego de que salieran a la luz sus observaciones sobre la corrupción en el país a través de Wikileaks. Y al mismo tiempo, a pocas cuadras, el presidente Santos, de Colombia, se reunía con Barack Obama en la Casa Blanca para cerrar los últimos detalles para la firma de un TLC entre sus países.
Ricardo Patiño borró de inmediato cualquier preocupación que pudiera generarnos esta pelea con los gringos. La honra de Correa y nuestra soberanía están por encima de las relaciones y acuerdos comerciales con nuestros socios del Norte, indicó el canciller. Más vale botar de inmediato a la embajadora, que investigar la corrupción en la Policía y tomar los correctivos necesarios. Más vale sufrir las consecuencias económicas, que permitir que salga a la luz la realidad de nuestro país.
La gente no come de soberanía, en especial en este país que sigue tan flaco. Come de su trabajo. Y este se genera en países abiertos al mundo, con buenas relaciones y acuerdos comerciales. No con gritos de falsa soberanía y honor de quienes prefieren acabar con el mensajero antes que atacar de frente la corrupción.
Pero el Gobierno piensa lo contrario. A través de una de sus ministras, dijo que el pueblo sí come con soberanía y dignidad. Será algún nuevo condimento. O estarán hablando de gastronomía molecular.
Otra ministra dijo que las consecuencias de la no renovación del Atpdea serían mínimas. Unos milloncitos menos, unos cuantos empleos perdidos, pequeñeces para la revolución digna y soberana. Basta otro subsidio y listo. Las inversiones que no lleguen, los trabajos que se pierdan, el Gobierno los compensa con caridad que todos pagamos. Hay plata por ahora. Mañana ya veremos qué pasa.
¿Hablan de dignidad? Prefiero la dignidad que dan el trabajo, un sueldo y unos dólares en el bolsillo –que no se devalúan por decisiones políticas– al final de la jornada. Prefiero la dignidad de vivir en un país donde pueda expresarme libremente, con mis palabras, mis gestos o mis dedos, sin miedo a terminar en la cárcel o en la quiebra. Prefiero la dignidad de ser parte de una sociedad donde se persigue la corrupción, no a los periodistas que la denuncian. Prefiero la dignidad de tener gobernantes que entienden que el bienestar de la gente está por encima de sus pataletas o prejuicios ideológicos.
El mismo Correa lamentó, no hace mucho, en un discurso en Estados Unidos que “si en América Latina se comete un error, le vamos a tirar piedras a la Embajada de Estados Unidos” en lugar de aplicar sanciones y tomar correctivos para que no vuelva a ocurrir. Lástima que no escuchó sus propias palabras.
Si para el mundo somos un paisito que apenas se reconoce en el mapa, nuestro gobierno hace esfuerzos por ratificar esa pequeñez ante la comunidad internacional. Mientras nuestros vecinos colombianos escogerán su próximo plato en la mesa, acá nos obligan a tomar caldo aguado de inventada dignidad y falsa soberanía.
2 comentarios:
"Es preciso preferir la soberanía de la ley a la de uno de los ciudadanos" - Aristóteles
"El que de pequeño respeta la bandera, sabrá defenderla cuando sea mayor" - Edmundo de Amicis. Escritor italiano
"El amor a la patria siempre daña a la persona" - Francisco de Quevedo. Escritor español
"Los políticos tímidos e interesados se preocupan mucho más de la seguridad de sus puestos que de la seguridad de su país" - Thomas Macaulay. Historiador y político británico
"La dignidad no consiste en nuestros honores sino en el reconocimiento de merecer lo que tenemos" - Aristóteles
"La dignidad es tan noble que compensa las pérdidas que causa" - Escritor argentino
Publicar un comentario