Después de darle vueltas al asunto, me abrí una cuenta en Twitter. La idea de mandar mensajitos al mundo de hasta 140 caracteres no me convencía mucho. Pero me animé. Ha pasado una semana y no se me ocurre qué escribir.
Pero sí he podido leer lo que otros escriben. Ideas, pensamientos, reflexiones o simples acciones cotidianas. Mientras leía varios comentarios de las personas que sigo, me di cuenta de algo. En Twitter, como sucede en otros espacios de nuestras vidas, tendemos a escuchar o leer a quienes piensan como nosotros y a bloquear al resto.
La mayoría de conversaciones o foros en Twitter parecerían darse entre personas que piensan igual. Más que debatir y encontrarse pensamientos y puntos de vista diversos, se refuerzan ideas y posturas similares. “Predicando al coro”, como dirían los gringos.
Con los medios de comunicación masivos pasa igual. Tendemos a leer, ver y escuchar en los medios a aquellos periodistas y comentaristas con los que estamos de acuerdo. Preferimos reforzar nuestras ideas y creencias antes que tener que defenderlas ante quienes piensan distinto.
El futuro de los medios apunta en esa dirección, con noticiarios cada vez más segmentados y dirigidos a grupos específicos. Estados Unidos ya lo vive hoy. Liberales leyendo la prensa liberal. Conservadores hipnotizados con los comentaristas del canal Fox. En internet se da una división aun más marcada, en la que cada quien lee las noticias de su tendencia política.
Resultado: mientras aumenta el número de medios de comunicación, blogs, páginas webs y foros virtuales que nos permiten entrar en contacto con otras personas, en lugar de conocer otros puntos de vista, más nos aislamos entre similares. Así, no llegamos a entender por qué otros piensan lo que piensan. Nos cerramos a las ideas de nuestro grupo.
Por eso, me gusta escuchar programas de radio que tienen el acierto de meter en la misma cabina a personas que piensan muy distinto. Asambleístas de Alianza PAIS conversan y debaten con los de Madera de Guerrero. Analistas políticos de derecha cruzan ideas con los de izquierda. Ahí he descubierto por ejemplo, que Paco Velasco no es tan radical ni Cynthia Viteri tan conservadora. Que entre aparentes polos opuestos existen ideas y propuestas en común.
Lo triste es ver que en la Asamblea se radicalizan las posturas. Más allá de ideas compartidas entre bancadas opuestas, cada quien se cierra en lo suyo. PAIS quiere imponer una mayoría que ya no tiene. Y, como ocurrió la semana pasada, pasa sus leyes sin cambiarle ni un punto y coma recurriendo a artimañas partidocráticas. Por su lado, la oposición se opone a todo. Lo importante se vuelve bloquear todas las leyes, aunque estén parcialmente de acuerdo con ellas.
Ahora que el país vivirá unos días de paz y tranquilidad sin los insultos y omnipresencia de Correa que sale de vacaciones, nuestros asambleístas podrían aprovechar para conversar con calma y sin presiones, ponerse de acuerdo y avanzar con leyes bien elaboradas.
No somos tan distintos como creemos. Basta sentarse a conversar, intercambiar ideas, encontrar puntos comunes. Conocernos mejor. Los prejuicios caen. Surgen coincidencias. Y eso, en estos momentos políticos ayudaría mucho.
Tal vez ponga eso en Twitter.
1 comentario:
En inglés se le llama a ese fenómeno el "echo chamber", la cámara de eco, en donde uno va a oír su voz corregida y aumentada. Noté en mí una tendencia a pecar en esta manera y la extinguí en cuanto pude. Lo difícil, hasta hace muy poco, era encontrar gente del otro lado quien quisiera conversar y debatir racionalmente en vez de cortar al diálogo con frases programadas y polémicas.
Publicar un comentario