Hugo Chávez es un gran agente literario. En la última Cumbre de las Américas le regaló a Barack Obama una copia del libro Las venas abiertas de América Latina, del uruguayo Eduardo Galeano. Una foto capturó el momento. Y el libro ocupó en pocas horas el segundo lugar en la lista de los más vendidos en Amazon.com. Ojalá los nuevos lectores del libro no se contagien de esas ideas que Chávez y compañía comparten.
Las venas abiertas de América Latina dice que estamos mal en Latinoamérica por culpa de otros, no de nosotros mismos. Que somos pobres porque los países ricos nos chupan la sangre.
Según Galeano “nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros…”. O sea que al ganar un país pierde el otro. No podemos beneficiarnos ambos. Los imperialistas nos han robado nuestro oro, plata, cacao, café, banano, petróleo y más. Y es culpa de ellos, no nuestra, que no hayamos aprovechado estas riquezas naturales.
Para Chávez y sus amigos la culpa de nuestra pobreza siempre viene de afuera o de algunos “traidores” de adentro. La culpa es del imperio, de las multinacionales, del Fondo Monetario y el Banco Mundial. Somos unos pobres explotados incapaces de conducir nuestro destino. Buena excusa para el fracaso. El éxito de Chile demuestra lo contrario.
Opositores han criticado a Obama por su amigable actitud con un Chávez que hace poco lo calificó de “pobre ignorante” y que vive insultando a Estados Unidos. Pero creo que lo mejor es que Obama siga en ese tono amigable.
Así, Chávez y compañía tendrán un enemigo menos a quien culpar por sus errores y horrores. Así, sus seguidores antiyanquis tendrán menos argumentos para culpar al FMI, a la CIA, o al Banco Mundial de nuestra pobreza. Tal vez así, empiece Latinoamérica a entender que nosotros mismos, y nadie más, somos responsables de nuestro atraso o progreso.
Criticar a Bush era muy fácil. Pero hablar mal de Obama será más difícil, sobre todo si mantiene el diálogo y apertura con todos los líderes de la región sin importar su ideología o forma de gobierno. En cambio, si Obama no dialoga con Chávez, o cierra las puertas a un cambio de políticas hacia Cuba, solo le dará más argumentos a la gran base antiyanqui en Latinoamérica que vive culpando a otros de nuestra pobreza.
Los “acuerdos” de estas cumbres presidenciales al final sirven para poco o nada. Casi nadie los lee o les hace caso. Lo importante de estas cumbres son las relaciones que se fortalecen entre jefes de Estado. Y en estos tiempos de crisis es trascendental la colaboración y buena relación entre ellos.
Es posible que esta cumbre presidencial haya iniciado una nueva era en la relación de América Latina con Estados Unidos. Lastimosamente, se siente como si casi todos los mandatarios latinos están esperando un cambio en Estados Unidos que solucione los problemas de América Latina. Cuando es América Latina la que debe solucionar sus propios problemas. Saldremos adelante solo cambiando nosotros mismos, más allá de lo que hagan Estados Unidos o los países ricos.
El libro que regaló Chávez llevaba la dedicatoria “Para Obama, con afecto”. Veremos cuánto dura el cariño.
1 comentario:
Jajaja usted le tiene un miedo a las ideas de chavez y compañia, son un goce ustedes los editorialistas del universo.
Las ideas no son malas, están siendo mal aplicadas que es otra cosa y por lo visto seguirán siendo mal aplicadas.
Salu2.
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