Este domingo no tuvo mayores emociones. Sabíamos casi todos los resultados por adelantado. Se siente raro por primera vez amanecer de una elección general con todo prácticamente igual.
Tal vez lo más emocionante de estas elecciones es que al fin descansaremos de votar obligados a cada rato. Al menos por cuatro años. Y esto si Rafael Correa no decide inventarse alguna nueva elección en el camino que ratifique su popularidad.
Mi lado optimista me decía que al fin se terminaría esta campaña ininterrumpida de más de dos años en la que nos ha metido el Gobierno. Campañas para llevarnos a una Asamblea, pasar por una nueva Constitución, para finalmente reelegir a su autor. Pensaba que esta reelección marcaría el fin del Correa-candidato para dar inicio finalmente, aunque con dos años de atraso, al Correa-presidente.
Pero mi lado optimista se equivocó. Una de las primeras declaraciones postelectorales del Presidente es que los próximos cuatro años continuará “en campaña electoral recorriendo cada rincón de la patria para levantar la autoestima del país”. Nada cambiará por lo visto. Nos seguirán vendiendo la alegría empaquetada en eslóganes de televisión, visitas motorizadas y tours gastronómicos locales. El presidente-motivador, antes que el presidente-estadista y administrador, seguirá en su misión de alegrarnos la vida. Sonríe Ecuador, sonríe.
Pero esa no fue mi única decepción postelectoral. Pensé que este nuevo triunfo significaría el inicio de un Correa más realista que se aleje de sus posturas populistas –que él llama socialistas– para dar paso a políticas pragmáticas que generen confianza, inversiones, empleo y desarrollo.
Pero, ¿qué nos dice el flamante Presidente reelecto además de que continuará en campaña? Nos dice que radicalizará su socialismo del siglo XXI. Dijo también que “los cambios son posibles pero fuera del sistema capitalista, dentro del nuevo socialismo”. ¿Se da cuenta Correa de lo que dice? ¿Realmente piensa alejar a este país de un sistema de mercado y propiedad privada? ¿O son disparates que se escapan por la emoción del triunfo?
Con cada triunfo de Correa espero que diga algo, al menos una cosa, que indique que encaminará este país por un rumbo distinto al chavismo ultraestatista. Pero termino decepcionándome.
Pero tranquilos, no se preocupen tanto. Diego Borja, ministro del revolucionario ministerio coordinador de Política Económica, dijo que “no hay que ponerse nerviosos”, que “socialismo del siglo XXI no significa estatización, porque hemos visto que el modelo estatizante no sirve”. Hugo Chávez, maestro del socialismo del siglo XXI y activo practicante del estatismo, no estaría de acuerdo con la definición de Borja. ¿A quién le creemos? ¿Qué quiere decir entonces Correa con lo de profundizar su socialismo y alejarse del capitalismo?
Vienen cuatro años sin elecciones. Esta es la oportunidad del Gobierno para trabajar, ahora sí, pensando en el progreso del país y de su gente; no en los próximos votos o en su popularidad del momento. Esta es la oportunidad para tomar decisiones y acciones que nos metan en el siglo XXI de los gobiernos ganadores que, sin hacer mucha bulla ni quejarse a cada rato, le apuestan al trabajo y emprendimiento de su gente con el apoyo de un Estado limitado y eficiente.
Las primeras declaraciones del reelecto Correa ya apuntan en la dirección contraria. Así empezamos los próximos cuatro años.
1 comentario:
Sr. Gomez, considero que la mayoría de los ecuatorianos estabamos cansados de tanta bulla y propaganda sin propuestas concretas. Si también se acabó algo de la monería del presidente, aunque todavía seguira cuatro años, así que hay que irse acostumbrando.
No olvide que Lucio G y Alvarito también empezaron mucho antes sus campañas, no las olvide.
Lo único y espero se haga algo sobre la participación del presidenteen funciones, debería el presidente dejar encargada la presidencia, con licencia sin sueldo por el tiempo que participe en una elección.
Salu2.
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