jueves, febrero 26, 2009

¿Entendiéndonos?

“Yo no entiendo cómo los jóvenes ecuatorianos, que hablan más de un idioma, se conectan a la internet, tienen el celular en sus manos, cómo pueden seguir un modelo económico y político caduco y contrario a los intereses del país…”, dice el ex presidente Osvaldo Hurtado en una entrevista en la última Vistazo.

Yo tampoco entiendo.

Entiendo que quien vive en extrema pobreza se emocione con el candidato-presidente Correa. Que le crea sus discursos demagógicos y cadenas contra los ricos, los países poderosos, los empresarios, las multinacionales y la prensa. Que espere que el Gobierno toque su puerta y le entregue comida, bono y casa nueva.

Pero no entiendo ese apoyo entre quienes sí conocen el fracaso de los modelos socialistas, en particular este socialismo autoritario criollo que Chávez lidera.

¿Por qué votamos tan emocionados por recetas fracasadas? ¿Por qué aquí hablar de socialismo y alabar a Cuba es un activo en lugar de suicidio político?

Ni los más izquierdistas de Europa, Estados Unidos y otras tierras políticamente maduras votarían por nuestros Correas, Chávez y compañía. No aceptarían un presidente que desprecie la iniciativa privada, la libertad individual, la libertad de prensa y que reduzca a los ciudadanos a receptores pasivos de la caridad estatal, en lugar de generadores activos de su propio bienestar. Acá los elegimos presidentes. Y lo que es peor, los reelegimos.

Gran parte de la culpa la han tenido y tienen ciertos representantes de la derecha ecuatoriana, supuesta abanderada del libre mercado, la iniciativa privada, y un Estado que no meta sus narices por todos lados. En lugar de generar oportunidades para todos, en un clima de libertad que atraiga inversiones y genere el emprendimiento individual, se beneficiaron del Estado, favorecieron a unos pocos y olvidaron a la mayoría de ecuatorianos. Hoy hablar de derecha en nuestro país se ha convertido en vergüenza. ¿Cuándo fue la última vez que un candidato se calificó de derecha con orgullo?

El reportaje de Vistazo nos cuenta que “Hurtado admitió que cuando gobernó el país a inicios de los ochenta seguía un guión económico equivocado. Ese mismo recetario lo ha desempolvado, sin ningún desparpajo, el gobierno de la Revolución Ciudadana en pleno siglo XXI”.

Hurtado creía en ese Estado todólogo como Correa. Con el tiempo, su experiencia, estudios y la realidad del mundo le hicieron ver su error. El actual Gobierno vive a diario ese error que Hurtado y muchos como él superaron. Alan García, en Perú, pasó por el mismo proceso de entendimiento. Varios países de la región ya superaron esos extremos. “Socialistas”, como Bachelet en Chile, pertenecen a un mundo de ideas que aquí se considerarían de centro. Nosotros no entendemos. Nos gobiernan ideas que deberían descansar en el cementerio.

Es difícil entender a universitarios, jóvenes profesionales y empresarios, que mientras sueñan con vivir y trabajar en un primer mundo capitalista, apoyan aquí las candidaturas socialistas más tercermundistas. ¿Serán menos en estas elecciones?

Las lecciones de la historia parecen no importar. Aquí nos seducen evocando al Che y hablando de justicia social, mientras hacen huir la inversión nacional y extranjera, acaban con las fuentes de empleo, y (de)forman otra nueva generación acostumbrándola a la caridad del papá Estado.

¿Quién nos entiende?

domingo, febrero 22, 2009

Pollas

Escribo este artículo mientras mis alumnos de la universidad toman examen. Antes de entregarles la hoja que deberán resolver, les hago una advertencia: “al que intente copiar o saque una polla le pongo cero”. Así de simple.

Mientras los estudiantes escriben sus respuestas en silencio, recuerdo a mis profesores del colegio. Tenían un sistema bastante elástico en relación a la copia: “La primera vez que los vea copiando les quito dos puntos. La segunda les quito cinco. A la tercera les quito el examen y les corrijo sólo lo que tengan contestado”. ¡Y así y todo tenía amigos que se quedaban de año!

La trampa en el colegio es algo que se asumía desde el primer día. Los profesores se resignaban a simplemente mantenerla a un nivel moderado. No faltaba el profesor que se unía de frente al sistema. “Si van a copiar háganlo en silencio sin que yo me de cuenta”, nos decía el descarado.

Vivimos en un país y una cultura copiona, plagiadora, llena de pollas escondidas bajo el pupitre o el hilván de la falda. Nuestros colegios son centros especializados en la copia. Nuestros profesores no se alarman. Nuestros padres hasta se divierten cuando les contamos nuestras estrategias de copia empleadas en clase. O comparten sus propias estrategias para que las intentemos en la próxima lección.

“¿Qué tal te fue en el examen mijito?”, pregunta la mamá. “Bien, con ese profesor es facilito copiar. Yo le copié todo a Pedro que es el más aplicado de la clase”, contesta el mijito. La mamá se enorgullece de su hijo tan sabido y respira tranquila al saber que no le dañarán sus vacaciones con otro supletorio.

Siempre me he preguntado si la corrupción de políticos, contrabandistas, y mafiosos criollos en nuestro país se inicia la primera vez que le copian al compañero de la banca de al lado. ¿Existe alguna relación entre las trampas en clase con las trampas en la política y los negocios? ¿Son los más copiones de clase quienes luego se convierten en los más corruptos en la vida?

Difícil saberlo con precisión. Tengo amigos que fueron expertos en la copia y hoy son ciudadanos honestos. Pero en general, parecería que como sociedad sí hay cierta relación. Mientras más corrupto es un país, más copiones son sus estudiantes.

Yo nunca fui muy copión. Pero recuerdo claramente tener una super polla detrás de mi calculadora con todas las fórmulas de física. Simplemente me era imposible memorizar tantas fórmulas.

Cuando llegué a la universidad en Estados Unidos no se me ocurría intentar copiar por nada en el mundo. El riesgo era muy alto. A más de uno habían expulsado por copiar o plagiar. Nada de cinco puntitos menos o te quito el examen. La copia era algo serio.

En la universidad nos hicieron firmar un compromiso de que actuaríamos siempre con honestidad académica. Eso incluía nada de plagio. En el colegio, mis trabajos de “investigación” consistían en copiar al pie de la letra lo que decía la enciclopedia Salvat o las láminas que vendían en la papelería. Cuando nos mandaban a investigar sobre la Batalla del Pichincha, por ejemplo, bastaba esperar que salga el suplemento en el diario y copiar hasta la última coma. En la universidad me enseñaron que eso se llama plagiar, va en contra de la honestidad académica y es causa de expulsión. Aprendí entonces a citar autores, consultar varias fuentes, utilizar mis propias palabras e ideas, y llegar a mis propias conclusiones cada vez que escribía un paper.

Un día, muy ingenuamente, mandé a mis alumnos un trabajo de investigación. Todos, salvo un par de excepciones, le hicieron copy-paste a lo que decía Wikipedia sobre el tema. Tuve que dedicar media clase a explicarles sobre el plagio. Ese día se acabaron los trabajos de investigación en mi clase.

La hora del examen está terminando. Me he dado una vueltitas por la clase y no he descubierto ni media polla ni a nadie copiando. Parece que me ha tocado un grupo de alumnos de los buenos. O se están riendo en mi cara con pollas muy avanzadas que no puedo descubrir.



* Publicado en revista SoHo de Febrero.

jueves, febrero 19, 2009

Sábados de vergüenza

Si de algo no pueden quejarse con este Gobierno los conductores de programas de entrevistas es de falta de material. Correa hace su trabajo más fácil. En especial, sus cadenas de los sábados son una rica fuente de controversias, insultos e ironías que dan condumio para varias entrevistas.

El zapping de canales cada mañana es un recuento de insultos presidenciales del sábado. La última cadena, “abusiva y populachera”, como la describió Jorge Ortiz, sirve como muestra. En ella, Correa demostró nuevamente que lo suyo es fregar a los demás, ocupándose de pequeñeces en las que un verdadero estadista no perdería ni un segundo de su tiempo.

Jorge Ortiz entrevista a Jaime Nebot. Le muestra las declaraciones de Correa en las que se queja por el amparo que impide al Gobierno emitir las cédulas de identidad de Guayaquil, cuya competencia fue cedida al Municipio. Exige que le permitan al Gobierno competir con el Municipio. Al menos Correa está aceptando que competir es bueno. Lástima que pretenda hacerlo absurdamente en un servicio que no lo justifica. Todos sabemos que esto es un capricho más del Gobierno, que pudiendo modernizar el Registro Civil de tantos otros cantones que lo necesitan, se mete a despilfarrar nuestra plata y armar escándalo y medio en la única ciudad donde la cedulación sí funciona eficientemente.

Ya que le gusta competir al Presidente, ¿qué tal permitir al Seguro Social competir con el sector privado para que cada ciudadano decida dónde ahorrar su propia plata? Pero claro, ahí dirá Correa que esto de la competencia es una cosa neoliberal, y que la seguridad social solo puede estar en manos del siempre solidario –y endeudado– Estado.

Cambiemos de canal. Carlos Vera entrevista a Leonardo Viteri, asambleísta de Manabí. Parte de la entrevista también se centra en el video de la cadena del sábado, donde Correa critica a Viteri con sus clásicas ironías y gestos tan poco presidenciales. La respuesta de Viteri a Correa va en el mismo tono de las acusaciones: “Yo tengo la suerte… de no tener traumas psicopatológicos, de no ser acomplejado, y de haber sido bien criado con el ejemplo de mis mayores”. Por ahí va la altura del debate político que el Presidente genera cada sábado.

Imagino a Correa en unos quince años, jubilado de la Presidencia, descansando en su exilio político. ¿Qué pensamientos pasarán por su calva cabeza recordando su presidencia? ¿Sentirá vergüenza de ese ridículo e inmaduro espectáculo que montaba cada sábado? ¿Le traerán los años la madurez y sabiduría suficientes para verse a sí mismo con ojos críticos y entender el mal que le hizo al país con sus bravuconadas, insultos, confrontaciones, egoísmos, caprichos y populismos? ¿O continuará desde sus clases universitarias en alguna universidad belga o venezolana –Chávez seguirá seguramente en el poder– despotricando contra la prensa y la oposición?

Para esas reflexiones falta mucho. Nos toca aguantar más espectáculos sabatinos. Nos toca seguir gobernados por un Presidente a quien, en lugar de poner como ejemplo para nuestros hijos, debemos desaparecer del televisor para que no aprendan de sus insultos e ironías. Nos toca otra elección en la que la mayoría votará por él. Vamos aprendiendo el masoquismo político venezolano.

jueves, febrero 12, 2009

Compañero Chauvin

Este caso Chauvin huele bastante mal. Pero seguramente, como con otros malos olores salidos del Gobierno estos últimos años, no pasará nada. Le darán la vuelta al asunto, encontrarán sus chivos expiatorios, nos convencerán de que nadie sabía nada de nada, y que viva la revolución ciudadana.

Correa será reelegido por la gran masa ecuatoriana que le sigue creyendo ilusamente o que simplemente no quiere votar por los gastados rostros de los otros candidatos. Si se prueba que su Gobierno es amigo de las FARC o que sus funcionarios tienen vínculos con el narcotráfico, será una manchita más que se lava con una buena dosis de detergente publicitario e insultos de los sábados.

Ya Correa, en su cadena del sábado, luego de pedirle disculpas a José Ignacio Chauvin por haber “reaccionado exageradamente motivado por el prestigio del Gobierno” y de felicitarlo por su “valentía” al haberse entregado, señaló implícitamente quién será el culpable de cualquier escándalo que se presente. ¿Adivinaron? La “prensa tremendamente corrupta”.

Pero resulta que esa prensa es la única que nos dirá las cosas como son. En la página web de la Presidencia o en el diario oficial El Telégrafo será difícil encontrar mayor información. Si no les gusta lo que dicen los periódicos los invito a visitar otras fuentes. Por ejemplo, el blog www.ecuadorsincensura.blogspot.com que señala, de forma clara y con videos bastante ilustrativos, las contradicciones de este Gobierno.

Eso de que las varias reuniones de Chauvin con el líder guerrillero Raúl Reyes hayan sido a título personal, en Colombia y sin que nada supieran sobre el campamento en Angostura es una historia difícil de comprar. Correa ya se protegió diciendo que si Chauvin se reunió con Reyes como funcionario del Gobierno en territorio ecuatoriano lo considerará traición a la patria. “No le perdonaré eso al compañero José Ignacio Chauvin, lo consideraré una traición a la revolución ciudadana.” Y con esa enérgica declaratoria quedará cerrado este tema. Vuelta a la página y que siga la fiesta.

Vendrán las elecciones. Vendrán las promesas. Vendrán los bonos, la sonrisa, los bailes y el canto. Vendrán los desayunos en el puesto de la comadre. Vendrá el político incansable que ocupa cada centímetro de la vida de los ecuatorianos. Y en poco tiempo olvidaremos quién era ese tal Chauvin.

Los ataques permanentes de Correa a la prensa dan resultados. Cualquier información que desprestigie al Gobierno será un invento de la prensa corrupta para desestabilizarlo. Así como el aumento de la delincuencia en el país era también un invento de la prensa. Así como los Pativideos eran inocentes videos caseros que no probaban nada.

“Lo más importante es la verdad y la justicia”, dijo Correa el sábado. Le tomamos la palabra. Quisiéramos creer que este Gobierno permitirá que se sepa toda la verdad y se llegue al fondo del asunto. Pero algo nos dice que sabremos las cosas a medias.

En su momento, seguramente hablarán funcionarios del Gobierno que, como ya ha sucedido, se van desilusionados y frustrados al ver que este supuesto proyecto de cambio no es más que otro proyecto personalista. Tal vez ahí descubriremos la verdad. Y la parte de la justicia, esa como siempre, tendrá que esperar.

viernes, febrero 06, 2009

Revista la U. - Febrero 2009

Ya está circulando la U. de febrero en tu universidad!!!



Para pautar en revista la U. escribe a revistalau@yahoo.com. Envíanos tus artículos, fotos, ideas o comentarios a revistalau@yahoo.com.

jueves, febrero 05, 2009

Huérfanos

Estamos ante la elección presidencial más decepcionante de los últimos años. No hay opciones. Correa tiene el camino libre para cuatro años más de odios, autoritarismo y la destrucción progresiva de nuestra democracia y libertad.

No recuerdo una elección con tan poca participación y tantas decisiones de última hora. Hasta ahora, solo Martha Roldós y Luis Fernando Torres aparecen como débiles contrincantes.

Martha Roldós se presenta como oposición. Pero no lo es. Su argumento es que Correa ha traicionado su promesa de cambio. Yo no creo que Correa haya faltado a su promesa. Está cambiando este país hacia el socialismo que ofreció: Socialismo del Siglo XXI, el mismo socialismo de Chávez, el modelo venezolano y cubano que tanto alaba. No debe sorprendernos entonces su actitud autoritaria, sus ataques y su desprecio a la libertad individual.

Martha Roldós acusa a Correa de neoliberal por apoyar la minería en el país. ¿Es esa la “oposición” que confrontará a Correa? ¿Tendremos que escuchar debates sobre quién es más de izquierda, quién se opone más a las transnacionales, quién nacionalizará más industrias? Debate entre izquierda radical e izquierda chavista. Triste debate.

En estas elecciones estaremos huérfanos de ideas liberales que enfrenten el nacionalismo y estatismo de Correa con una visión que apunte al libre mercado y el emprendimiento individual.

Luis Fernando Torres será una voz que apuntará en esa dirección. Pero una voz muy débil.

Estamos huérfanos del candidato de oposición. Nos falta ese candidato que lo ponga a Correa en su lugar. Que nos muestre que este cambio que vivimos, es un cambio nefasto. Que este Socialismo del Siglo XXI es el camino seguro al fracaso, el desempleo, la concentración del poder, la pérdida de libertad, la opresión, la confrontación, el autoritarismo. El camino a más miseria.

Nos falta ese candidato que nos haga ver que los problemas del país no se solucionan quejándonos y culpando a terceros. Sino generando las condiciones para trabajar, competir y poner el hombro juntos con el apoyo de un gobierno socio; no un gobierno que persigue, hunde y ataca, mientras hipnotiza a las masas.

Estamos huérfanos de esa candidatura que muestre el cambio para bien. Que confronte el peligroso autoritarismo, absurdo socialismo, y aldeano nacionalismo de este Gobierno. Que nos muestre un camino basado en soluciones, no en confrontaciones. En enfrentar retos, no a personas. Un camino basado en el trabajo, el emprendimiento y el esfuerzo de cada ecuatoriano. No en un proyecto nacional único que pone a un burócrata a decidir lo que debemos hacer con nuestro tiempo y recursos, mientras se agiganta la maquinaria estatal metida hasta en la sopa.

Hoy todavía no sentimos todos los efectos de la errada conducción de este Gobierno, el desempleo por la falta de inversión en el país, o la escasez y altos precios. Pero pronto lo sentiremos. Y entonces ya será muy tarde para suspirar por otro candidato.

Ese candidato no llegó. ¡Qué falta que nos hará! Serán seis años –y quizás más– del gobierno equivocado.

Sin oposición que dé la cara, solo queda el periodismo libre e independiente para señalar los abusos y errores del Gobierno. Ahí, por lo menos, no estamos huérfanos.

miércoles, febrero 04, 2009

Bala universitaria

Un reciente domingo, mientras desayunaba tranquilamente frente al mar de Playas, me atraganté con un titular de diario El Universo que decía “Bala en los comicios de Universidad Católica”.

La noticia contaba de enfrentamientos y agresiones, que terminaron con disparos, entre estudiantes de la facultad de Leyes de la Universidad Católica de Guayaquil. Tres listas de estudiantes se enfrentaban en la votación para elegir a las dignidades de la Asociación de Estudiantes de la Escuela de Derecho. Por lo visto se detectaron irregularidades e intento de fraude. Había papeletas adulteradas.

Estos días hay muchas malas noticias que te pueden dañar el desayuno de domingo con vista al mar. Tenemos una crisis financiera global que toca las puertas de nuestro país con fuerzas. Tenemos un Presidente, admirador del comunismo cubano, cumpliendo dos años de haber acumulado más poder del que nadie debe tener en este país. Tenemos fuertes lluvias golpeando casas indefensas. En fin, tenemos muchos problemas que nos pueden opacar el paisaje azul del cielo y el mar.

Pero fue esta noticia de la Universidad Católica la que más me preocupó. Y es que ante los problemas de hoy, siempre no decimos, con nuestro incorregible optimismo, que las próximas generaciones serán mejores y lograrán arreglar todo lo que hoy anda mal. Recurrimos al inagotable eslogan de que los jóvenes somos la esperanza. Nos convencemos que en las universidades de hoy se forma el próximo líder que nos inspirará.

Pero en las universidades ya vemos las mismas prácticas que en la política de afuera. Peleas, fraude, pugna de poder. Bala.

Por suerte no hubo muertos ni heridos. Los disparos seguramente fueron solo un aviso, una demostración de poder. Pero asusta pensar que entre los próximos abogados y políticos, salidos de una institución privada respetada, ya se den estas prácticas.

Tuve la oportunidad de vivir de cerca procesos electorales en las universidades donde estudié en Estados Unidos. Siempre me llamó la atención el respeto y seriedad con que se desarrollaban. Los candidatos hacían campaña de puerta en puerta, presentaban sus propuestas, empapelaban el campus con sus eslóganes, y el día de la elección esperaban los resultados. El perdedor felicitaba al ganador. Y listo. Como debe ser.

Nada de insultos. Nada de peleas. Nada de pugnas. Nada de fraude. Y sobre todo, nada de bala. Eso hubiese sido noticia central de CNN y el New York Times.

Una vez, uno de los candidatos hizo un reclamo de fraude ante las autoridades de la universidad. Dijo que otro candidato había llevado a votar a estudiantes de un curso superior que estaban impedidos de hacerlo. Se investigó el caso. El fraude era cierto. Se descalificó y sancionó al candidato. ¿Adivinen de dónde era el tramposo? Latino. Mexicano.

Talvez sea un error compararnos con países desarrollados. Su nivel cultural está muy por encima del nuestro. No podemos esperar igualarlos sin antes pasar por todo un proceso de cambio. Pero ese proceso debe iniciarse en nuestras instituciones académicas.

Nuestra cultura política la vamos formando desde chiquitos. El respeto por las instituciones, la ley y los procesos democráticos son un aprendizaje que empieza en nuestras clases. Debemos incentivar a nuestros alumnos en escuelas, colegios y universidades a competir limpiamente en las contiendas políticas de sus instituciones y a cumplir sus promesas electorales. Y a los votantes a exigir que sus compañeros elegidos rindan cuentas.

Si no hay ese aprendizaje en democracia, difícilmente cambiará nuestra política. Quisiéramos que nuestra política universitaria fuera un ejemplo para la política de afuera, pero parece ser solo un reflejo de ella.

Yo que amanecí con todo el optimismo de domingo, me encontré con esta noticia que hablan tan mal de nuestro futuro político. Talvez exagero. Talvez estas peleas y disparos fueron un caso aislado. Talvez la política universitaria sí está cambiando. Talvez hoy en las aulas de nuestras escuelas, colegios y universidades se está formando toda una generación de mejores políticos y profesionales. Talvez.



* Publicado en revista Clubes de febrero.