El bicho del abuso y la censura que ronda los pasillos de este gobierno es contagioso.
Es una lástima. Ricardo Antón, director de la Comisión de Tránsito del Guayas, venía haciendo un buen papel. A diferencia de otras autoridades de este Gobierno, que han tenido una actitud tan conflictiva y destructiva hacia Guayaquil y Guayas (o lo que queda de la provincia), Antón ha reflejado una postura de colaboración y servicio, alejado de odios y ridiculeces partidistas.
Pero debe ser contagioso esto de ser parte de un gobierno donde unos se creen dueños del circo y otros dueños de nuestras vidas. Así que Antón decidió entrar, como Pedro en su casa, a una exposición de arte en la Universidad Católica de Guayaquil para reclamar al artista por un cuadro de un vigilante de tránsito con cara de buitre. Antón sintió que el cuadro era una falta de respeto a la CTG (¡como si muchos vigilantes no le hicieran honor a ese apodo!). Y sin derecho alguno, confrontó al artista, quien terminó retirando el cuadro.
Linda cosa. De ahora en adelante, cualquier autoridad pública de lo que sea, puede entrar donde quiera, y decir, como dijo Antón “no lo aceptaré”. El reclamo de Antón al artista es un abuso por donde se lo mire, más allá de que, como él dijo, “la CTG no dio ninguna orden para que se retire este cuadro”. ¿Y desde cuándo la CTG es curadora de arte?
Lo más triste es que a la Universidad Católica no le hemos escuchado decir ni pío. Se ha dejado abofetear. En lugar de defender a sus estudiantes y su independencia académica como lo haría cualquier universidad que se respete, se ha puesto del otro lado, permitiendo que violen su libertad. Si restringen la libertad de nuestros estudiantes para expresarse, crear, debatir, criticar, ser originales, ¿qué podemos esperar de la libertad en otras instituciones?
Está de moda en este Gobierno meterse en nuestras vidas. Decirnos lo que podemos hacer, cuándo y dónde. Por ejemplo, ahora el Intendente del Guayas ha impuesto horarios de funcionamiento para los establecimientos nocturnos de diversión y hasta para los minimarkets y tiendas de gasolineras donde se venden licores. Todo esto con la excusa de que exista mayor unidad familiar. ¿Por qué mejor no deja que cada uno se preocupe por su familia mientras él se dedica a lo suyo?
Ya sabemos cómo terminará esto. Más regulaciones y controles solo dan espacio a más abusos, coimas, palanqueos. Recuerdo la época de Bucaram en que se implementó algo similar. Obligaban a los bares y discotecas a cerrar temprano, salvo que se pase un billetito, o que Jacobito esté farreando en ese lugar. El control como herramienta de abuso y corrupción.
Lástima por el director de la CTG que iba bien. Nunca es tarde para disculparse con el artista y la Universidad. Lástima por la Católica. Nunca es tarde para denunciar este abuso y exigir respeto. Lástima por la actividad nocturna y comercial en la ciudad. Ya no depende de nosotros, sino de un funcionario lo que podemos hacer con nuestras noches.
Lástima, sobre todo, por nuestra libertad: disminuida y atropellada por unos gritos dizque revolucionarios, pero tan parecidos a la actitud politiquera de siempre.
3 comentarios:
cuando sale el libro?
que pena que a pretexto de arte y expresión se humille a las personas , y se pretenda que nadie reacciones , si se regula el consumo excesivo de alcohol tambien se reclama a pretexto que cada uno debe preocuparse de su familia , no entiendo que es lo que los periodistas pretenden en este pais , las buenas acciones la critican , en especial cuando se ven afectados sus interes
VAYA VAYA !!
La vaca no se acuerda cuando era ternera, te acuerdas Ricardo cuando nos escpabamos del Cristobal y nos ibamos a las Mercedarias en la van blanca de tu pana el gordo Saab? recuerdo que gritabas por la ventana a los buitres de la CTG, ahhh creo que se te borro el tape
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