Veo a Hillary Clinton dar su discurso de apoyo a Barak Obama en la Convención Demócrata. Y siento envidia. ¿Alcanzaremos algún día ese nivel de madurez política que permite a rivales ver más allá de sus narices y pensar en la unidad de su partido y del país? Hillary asume el rol que le corresponde: dejar atrás la rivalidad con Obama y apoyarlo públicamente. Entender que es más lo que los une, que lo que los separa. Que sus seguidores y el país merecen una actitud madura y conciliadora de sus líderes.
La versión ecuatoriana de Hillary Clinton al perder frente a Obama se hubiera peleado públicamente con él. Le hubiera sacado en cara todos sus defectos y errores. Hubiera formado un nuevo movimiento con sus seguidores. Se hubiera lanzado a la presidencia quitándole votos a su propio partido. Y al final, hubiera permitido que el verdadero candidato opositor gane las elecciones.
Por nuestros barrios la idea de un partido político basado en una ideología y principios compartidos está muerta. La idea de políticos uniéndose por defender tesis e ideas comunes por encima de ambiciones individuales parece inalcanzable.
Lo vemos por la izquierda y la derecha. Al partido de gobierno más que una ideología o principios comunes, lo une el poder y un líder carismático (¿lo sigue siendo?). Sus candidatos a asambleístas sabían que con Alianza PAIS aseguraban su triunfo y por eso se unieron de inmediato. Por eso vimos gente de diversas tendencias vistiendo la camiseta verde. Por eso los mejores amigos de ayer, hoy están marginados del partido. Por eso, al igual que tantos partidos basados en un líder y su capacidad de ganar, tarde o temprano Alianza PAIS desaparecerá.
Por la derecha, la misma cosa. Partido Social Cristiano, UNO, UDC, Fuerza Ecuador, Prian y alguno más comparten, en general, los mismos principios y la misma ideología. Pero cada uno va por su lado. Se unen temporalmente. Luego se dividen. Permitiendo que ideologías probadamente fracasadas como la de este Gobierno y su Constituyente, lleguen al poder, se fortalezcan y hundan más al país.
Pero la unión no se da por puro patriotismo. Se necesita un sistema que la motive. El sistema electoral gringo, en el que solo hay un ganador por distrito, obliga a formar bloques fuertes. Los partidos pequeños no tienen oportunidad de ganar y necesitan unirse. Acá, vamos contra la corriente, inventando fórmulas electorales caseras que fragmentan los votos en mil candidatos y mil tendencias. La Constituyente nada ha aportada en este terreno.
A veces se necesitan situaciones extremas para generar la unidad que el país necesita. Tal vez, solo cuando la profundización del modelo chavista se apodere progresivamente del país y nuestras vidas, quienes hoy andan divididos entiendan la importancia de unirse. Pero me late que esa unión sería pasajera para vencer a un enemigo común, para luego volver a dividirse en absurdas peleas.
¿Aprenderá nuestra clase política a mirar un poco más allá de sus intereses personales inmediatos? ¿Escucharemos algún día discursos del candidato perdedor, como el que escuchamos de Hillary Clinton, brindando todo su apoyo al ganador? ¿O estamos destinados a una eterna fragmentación donde cada uno jala para su lado, y a seguir soñando estancados mientras el mundo avanza en nuestras narices?
2 comentarios:
Exacto. Y la actitud patética de Raul Vallejo al desafiliarse de la ID ya deja tela. Será que en el futuro lo vemeros pasándose al caco mayor (Alianza País). O tal vez tenga algo que ver con las intrigas del aereopuerto de Quito, quién sabe.
Pero que todavía lance a los cuatro vientos su apoyo al "Sí"... Qué tipo más zanahoria.
Ahora que me acuerdo de mi comentario, reconozco el error. Me confundí de Vallejos.
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