sábado, agosto 23, 2008

…and World Peace

No lo digo con orgullo: estoy viendo Miss Universo en la tele. Ese ritual anual en el que espectaculares mujeres de todo el mundo tratan de convencernos que ellas no están ahí por su curvas, sus largas piernas, sus estómagos planos, su gran pechonalidad, y su rostros de Barbie; sino por sus estudios universitarios, los cinco idiomas que hablan, su gusto por la literatura y su compromiso social con los más necesitados.

Ahí van las aspirantes a reinas, luciendo sus trajes de baño, sus vestidos de noche, sus trajes “¿típicos?”, sus sonrisas congeladas, sus pestañas postizas y sus escotes operados, en uno de los últimos bastiones de la cursilería mundial, gobernado por Donald Trump y su rubio tupé. Y ahora vienen las preguntas. El momento de la verdad que pone a las candidatas a temblar.

Quien redacta esas preguntas debe tener un buen sentido del humor. En este evento superficial por excelencia, todas las preguntas tienen que ver con el rol de la mujer en la sociedad actual y cosas serias por el estilo. ¿No se han dado cuenta los miembros del jurado que le están preguntando a jovencitas de diecinueve años disfrazadas con kilómetros de falsas pestañas y litros de maquillaje y lápiz de labios, cuya mayor preocupación es caminar erguidas manteniendo su sonrisa? No parecen precisamente las más indicadas para hablarnos del rol de la mujer actual.

Pero no son tontas las niñas y contestan diplomáticamente. El truco es apuntar siempre al centro. No sonar tan liberales, o asustarán al jurado de Mr. Trump con la imagen de mujeres independientes que no necesitan de un hombre para ser felices. Ni muy conservadoras, o darán la impresión de amas de casa a tiempo completo sin otras aspiraciones. Si la respuesta falla no todo está perdido. Siempre funciona el cierre de oro que toda reina que se respete debe conocer: mirar al público, poner cara de solidaridad y desear “world peace”.

Las preguntas en realidad están de más. El jurado ya ha tomado su decisión basado en aspectos más importantes como el color de los ojos y la curvatura de las caderas. Cualquier respuesta vale, salvo que metan las dos patas como la ya famosa Miss South Carolina en el último Miss Teen America. Su respuesta se convirtió en un clásico instantáneo de los concursos de belleza, inmortalizada gracias al poder viral de You Tube. La candidata llevó a extremos sorprendentes el estereotipo de las rubias tontas. Para los que no han visto el video, que cuenta ya con varios homenajes y parodias en You Tube, la pobre Miss South Carolina se enredó con una simple pregunta sobre la educación en Estados Unidos. Terminó hablando de Irak, Sudáfrica e inventando un nuevo gentilicio para los gringos: “U.S. Americans”. ¿Serán esos los “Americans” de pura sangre, a diferencia, por ejemplo, de los “Italian Americans”? Eso sí, la candidata no olvidó el cierre de oro, y después de tantas incongruencias terminó diciendo “así construiremos un mejor futuro para nuestros niños”. Bravo.



Esta vez me quedo con las ganas de reír con una de esas meteduras de pata que justifiquen mi bastante tercermundista y vergonzoso acto de ver Miss Universo una noche de domingo. Y digo tercermundista porque los concursos de belleza son patrimonio de nuestros países subdesarrollados –y de esos rednecks gringos que envían a sus hijas de seis años todas maquilladas y con permanente a concursos infantiles de belleza--. A nuestra cursi cultura le encanta jugar a reinas desde chiquitas y desfilar saludando al público. Sino que lo digan las princesitas que pueblan cada barrio de Venezuela, que a falta de buenos futbolistas han hecho esto de las reinas su deporte nacional. Y por acá no nos quedamos muy atrás.

Está de más que les cuente quien ganó este Miss Universo. Por encima de todo, ganó Donald Trump que hace plata de idiotas que, como yo, terminamos viendo el show, apostándole a nuestra favorita, y hasta creyéndoles que, tras esas curvas y escotes perfectos, solo están ahí para hacer de este un mundo mejor.


* Publicado en revista SOHO de agosto

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces se nos traba la lengua cuando hablamos en publico, o en otro idioma, le pasa hasta a los Presidentes:

Tomado del blog Ecuador sin Censura.

{"me encontré en Youtube con una entrevista que le hicieron, al Presidente, la siempre bienintencionada y nada parcializada gente de Democracy Now. La particularidad es que se la hicieron en inglés. Escuchemos un mínimo fragmento de la misma:

CORREA: “…It´s, ehh, is, normal… perhaps normal is not the exactly word, is, if you want… we can expect to have this opposition, very strong opposition of this group, groups of interest, because they go to lose they privileges…”

Este Sr. cuando habla en inglés demuestra un nivel sólo calificable de atarzanado, ¿se acuerdan de Johnny Weissmuller?: “Yo Tarzán, Tu, Jane. Chita nalga no rascar…” Me explico, la traducción exacta de lo que dice Correa en esa frase es:

CORREA: “...esto es, eh, es normal… quizás normal no es la exactamente palabra, es, si Ud. quiere… podemos esperar tener esta oposición, muy fuerte oposición de este grupo, grupos de interés, porque ellos ir a perder ellos privilegios…” "}


http://ecuadorsincensura.blogspot.com/2008/08/rafael-correa-ese-tarzan-de-la-economa.html

Saludos