Este domingo, el cantante colombiano Juanes se quitó la camisa negra y se vistió de blanco para hacer un llamado a la paz junto a algunas de las voces más famosas de Latinoamérica y España. El concierto llamado La Paz Sin Fronteras, en pleno puente internacional Simón Bolívar que une a Colombia con Venezuela, fue una celebración de esa paz que todos queremos. Una paz que no se dará en la región mientras el proyecto bolivariano liderado por Hugo Chávez avance y se fortalezca.
El discurso del gobierno ecuatoriano, venezolano y de varios sectores nos intenta convencer de que la amenaza a la paz viene del gobierno colombiano. Todo lo contrario. Agradezcamos más bien que el pueblo colombiano no ha sido seducido en las urnas por las boinas rojas y las falsas revoluciones, o ya se estaría armando hasta los dientes un ejército bolivariano grancolombiano para enfrentar al “imperio”. Y ni hablar si los peruanos hubiesen votado por Ollanta Humala. La paz en la región ahí sí estuviera en problemas.
La verdadera amenaza a la paz no viene de un gobierno que combate a una guerrilla sanguinaria. Viene de ese proyecto bolivariano en el que se refugian las FARC y las más atrasadas ideologías que favorecen supuestas revoluciones por encima de la libertad del individuo. Y sin libertad no puede haber paz.
Cuando Chávez dice que quiere la paz olvida, o se hace el que olvida, que en su propio país su gobierno se ha encargado de limitarla. Callar a un medio de comunicación, por atreverse a hacerle oposición, no suena a paz ni libertad. Acaparar todo el poder, ejercer como dictador y burlarse de la democracia disfrazándola con elecciones periódicas, difícilmente protege la libertad en su país. Enviar tropas de un ejército cada vez más grande a la frontera colombiana sin razón alguna, no apunta precisamente a un deseo de paz. Y sobre todo, guardar un minuto de silencio por un guerrillero que hizo de la violencia su razón de existencia, deja mucho que desear sobre alguien que habla de paz.
Mientras las boinas rojas crezcan en Latinoamérica la paz encontrará cada vez más fronteras. Mientras las nuevas generaciones se contagien de ese socialismo vestido de militar, con una foto del Che como estandarte, y una inexplicable nostalgia por vivir sin oportunidades y sin un centavo como viven los cubanos, la paz será una ilusión. Mientras grupos como la Coordinadora Continental Bolivariana justifiquen la violencia a favor de su “revolución” y hasta celebren las acciones de la guerrilla colombiana, la paz seguirá lejana. Mientras gobiernos contaminados de teorías dependentistas malgasten su dinero en ejércitos para combatir la idea de un imperio opresor, el concierto de Juanes quedará en una simple buena intención.
Tristemente, en Latinoamérica la paz sí tiene fronteras. Las fronteras de la paz las marcan los gobiernos y grupos que imponen, a como dé lugar, una falsa igualdad por encima de la libertad. Chávez lidera hoy ese baile. ¿Hasta dónde seguirá sus pasos el gobierno ecuatoriano? Por ahora, mientras la seducción bolivariana gane los votos de una Latinoamérica engañada, la verdadera paz y libertad tendrán que esperar.
Yo de Juanes no guardaría todavía esa camisa negra. Con gobiernos como estos, tendrá más de una oportunidad para volverla a usar.
1 comentario:
Chavez habla de paz mientras se arma hasta los dientes.
Chavez habla de integración cuando abandona la CAN y no le admiten aún en el Mercosur.
Esa es la lógica de la izquierda bolivariana.
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