Nuestro Presidente cerró el año cargado de adrenalina, con un salto por el cielo azul de Salinas. Mientras Rafael Correa descendía a toda velocidad seguro pudo disfrutar la linda vista de la costa y el mar. Y pudo ver un solo territorio. Desde allá arriba no se ven líneas que nos dividan en provincias, ciudades, o barrios. El mapa no está pintado con colores políticos ni límites territoriales. El país es uno.
Pero al tocar tierra, el mundo deja de verse tan sencillo como desde arriba. Aparecen los colores y características que nos hacen seres humanos diferentes, con costumbres, ideas y sueños particulares.
Empezamos un 2008 cargado de expectativas, temores e ilusiones. Un gran reto de este Gobierno será mirar al país a distintos niveles. Saber ver el todo y a cada individuo. En ocasiones es importante ver el Ecuador más allá de grupos, territorios y acentos. Pero otras veces –la mayoría– el reto es aceptar y respetar nuestras diferencias, sin imponer la idea presidencial del estilo de vida que debemos llevar.
Por ejemplo, ante la ley este Gobierno debe vernos como ecuatorianos por igual, sin diferencias. No hay ecuatorianos especiales que estén fuera de la ley. El Gobierno puede demostrar que lo sabe y lo aplica, exigiendo que Acosta y sus asambleístas respeten la ley como el resto, impidiendo que nos impongan nuevas leyes que el estatuto de la Asamblea no reconoce hasta ser aprobadas en referéndum. Ya sé que esto suena repetido, pero, ¿permitiremos el atropello como si no pasara nada?
Por otro lado, la mayoría de ocasiones deben considerarse nuestras diferencias. La libertad de cada uno de nosotros está por encima de modelos de estado diseñados en función de un todo y no de los individuos que lo conforman. El Gobierno no puede pretender, por ejemplo, que todos encajemos en un molde nacionalista o socialista e imponernos un estilo de vida de lo que alguien, con una visión general desde las alturas, percibe como “ecuatoriano”. Eso nos llevará a cada uno de nosotros, y eventualmente a este Gobierno, a una caída sin paracaídas.
En mi camino a Salinas este fin de año me encontré con un gran afiche que da la bienvenida a la nueva provincia de Santa Elena acompañado de la frase “¡La temporada ya es de todos!”. Y a mi regreso a Guayaquil, me esperaba la cuenta de la luz, con un diseño a todo color que dice “¡La Energía ya es de todos!”. Para que esa frase “ya es de todos” signifique realmente “todos” y no “todos los que apoyan este gobierno”, el enfoque deberá estar en el respeto y el bienestar de cada individuo, y no de grupos o colectivos imaginados en Carondelet.
Somos un solo territorio ecuatoriano sin divisiones como el que vio Correa desde arriba durante su salto. Pero somos, sobre todo, 13 millones de individuos distintos, como algunos de los que vio al pisar la tierra. La visión de ese Ecuador único no puede ir nunca en contra de los derechos y la libertad de sus individuos. Si este Gobierno entiende eso tendremos un buen año. Sin temor a caer sin paracaídas.
3 comentarios:
9.8 m/s^2 ...no hicieron su trabajo
gravedad, gravedad ...porque no nos hiciste el milagrito ???
Jaja, maldito paracaídas.
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