En una reciente entrevista, el asambleísta electo Rolando Panchana contó una anécdota sobre Rafael Correa de su época de estudiantes.
La historia iba más o menos así: Rafael Correa era el capitán de un equipo, en el que estaba Rolando Panchana. Los chicos habían llevado sus termos con agua para tomarla después del partido de fútbol. Al terminar el juego, el joven Correa reunió al equipo y puso un balde frente a ellos. Les dijo que de ahora en adelante compartirían el agua para que todos, incluso los que no habían traído termo, puedan tomar. Cada chico vació su termo en el balde como pidió su líder. Y el agua alcanzó para todos.
Sin duda los chicos aprendieron una lección sobre la importancia de compartir. Pero más allá de la moraleja inicial de la historia, imaginé lo que podría pasar en los siguientes partidos de fútbol si este cuento continuara:
El primer día el agua alcanzaría para todos: desde el gordito que siempre llevaba un termo grandote, hasta al flaco que nunca llevaba agua y vivía muerto de sed. Todo un éxito la idea.
Pero imagino el siguiente partido. Al vaciar los chicos sus termos en el balde, habría menos agua que la vez anterior. Y las siguientes semanas el nivel de agua en el balde seguiría bajando. Su líder se preguntaría qué estaría fallando con su método altivo y solidario. Tal vez enfurecido se le cargaría al gordito, culpándolo de tomarse el agua que es de todos. Pero nadie estaría robándose el agua. Sencillamente ahora habría menos agua que cuando cada uno tomaba de su propio termo.
¿Qué pasaría entonces? Pues, que los chicos tendrían un menor interés en traer agua. El gordito, por ejemplo, le diría a su mamá que ya no le mande un termo tan pesado. Total, se lo tomaban los otros. Y varios que llevaban antes sus termos, ahora lo harían rara vez. Igual su capitán se encargaría de que les toque tanta agua como a los que sí llevan termo. Hasta que llegaría el día en que solo uno de ellos traería su termo, y al no querer echar su agua en el balde lo culparían de egoísta y le caerían a patadas.
Real moraleja del cuento: suelen fracasar los proyectos que se enfocan solo en distribuir y en los que una autoridad exige a la gente que “comparta” lo suyo. Eso no es compartir. Es quitarnos algo para dárselo a otro. El fracaso del socialismo se repite en ese error. Con el agravante de que cuando una persona controla todo el pastel, en este caso todo el balde de agua, es más fácil que se den injusticias, corrupción, y excesos al poder decidir quién recibe y cuánto y cómo. En cambio, cuando cada quien cuida lo suyo sin imposiciones ni presiones sobre lo que debe hacer con sus cosas, nos acercamos más a la justicia.
Por pretender que el agua sea de todos, el agua puede ser de nadie. Una mejor lección le hubiera dado el joven Rafael al pequeño Rolando y sus amigos haciéndolos a cada uno responsable por traer su propia agua, preocupándose como su capitán, eso sí, de que nadie se les lleve los termos.
5 comentarios:
Saludos Manuel:
Como siempre eres muy lucido en tus comentarios. Estoy totalmente de acuerdo contigo y principalmente con el final donde indicas que la igualdad del pais no debeser enfocada en la riqueza sino en las oportunidades. Creo que esta es la principal razon por las que las economias de paises desarrollados han emergido con una fortalecida clase media.
Me da lastima que en nuestro gobierno se quiera hacer todo lo contrario...
Saludos y felicitaciones por tu excelente blog
Carlos
No se como decirlo, pero debo reconocer que es cierto.
Yo pensé que Correa planeaba algo mejor, pero propender el bienestar del pobre a expensas del desmedro del que tiene un poco mas, equivale a decir que para que dejen de haber incendios forestales, la solución radica en talar los bosques.
Si este es el Socialismo del Siglo XXI, por Dios, pongan a buen recaudo sus bienes. Si pueden vendan mientras eso es factible, al precio que sea, y luego saquen sus dolaritos o euritos a otro lado, donde el risueño gobernante no los pueda ver y los quiera repartir al pueblo.
(f) Kojudo Mayor
PD/ Que pena que las cosas sean así. El Ecuador se merece algo mejor.
Buena Kojudo Mayor de perseguidor de liberales ahora caes en que estos que pregonan el bien común son una sarta de enfermos por el poder absoluto. Bien vas por buen camino.
No entiendo como se puede felicitar una moraleja que pregona el egoísmo de lo dudosamente obtenido, y la no redistribución de la riqueza en beneficio de todo un grupo que indudablemente reportará beneficios, no solamente a nivel personal sino tambien grupal.
Esta opinión solo refleja el pensamiente de algunos guayaquileños que quieren todo para sí, como un derecho natural sin importar el resto del país. Como no podía ser de otra manera.
Anomimo: te reto a responder con lógica la moraleja para ver si lo que acabas de decir no es solo algo que suena lindo pero que es impracticable. Generalizar que la riqueza es obtenida dudosamente es la típica mentalidad sufridora de aquel que no ha logrado lo mismo que otros. Igual de injusto sería decir que todo pobre es pobre porque es vago cuando no es así. La igualdad debe radicar en las oportunidades y no en los premios. Sino entonces pues simplemente en los colegios pongamesle bajemosle puntos a los que sacaron 20 para ponerselos a los que sacaron 02: redistribuyamos las notas para que haya "igualdad" ya que que seguramente el que saco 20 fue porque copió o porque su papito le paga mejores materiales de estudio y en cambio el de 02 seguramente no desayuna bien en su casa ni tiene para comprarse ni un lápiz. Resultado: el proximo año todos sacaran 02. PERO LO IMPORTANTE ES QUE AHORA SI TODOS IGUALES...QUE BIEN!!
Publicar un comentario