No confío en la mayoría de los diputados. Son en gran parte ilustres desconocidos por quienes ni siquiera votamos. Muchos de los ex suplentes jamás soñaron con el puesto que les cayó del cielo. Eso del “Bloque de la Dignidad” siempre me causó risa y lástima por la ironía del nombre. La popularidad casi subterránea del actual Congreso solo comprueba la desconfianza y desprecio del país entero hacia los diputados.
Aun así, con sus “dignos” y todo, el Congreso es necesario para garantizar el balance de poder que el presidente Correa tanto desprecia. Con todo el rechazo y antipatía que despierten los actuales diputados, los necesitamos para decirle al Presidente que vivimos en democracia. Que Congreso y Presidente comparten el poder, y no se hace simplemente lo que este último exige.
Correa quiere a este Congreso fuera. Ya dijo de frente, sin vergüenza alguna, que si su partido gana las elecciones del próximo 30 de septiembre para la Asamblea Constituyente mandará al Congreso a su casa. Y en su lugar creará una comisión legislativa para sacar adelante “leyes urgentes”, es decir, las leyes que él necesita. Como si los asambleístas no tendrán ya suficiente trabajo y responsabilidades definiendo la nueva Constitución.
Si de algo no podemos criticar a Correa es de no ser transparente en sus abusos. Cuando decide cometer un abuso no lo esconde. Lo dice públicamente. Y lo publica en la página web de la Presidencia. Este es el gobierno del abuso transparente.
Con esa transparencia que lo caracteriza, ahora nos dice de frente que pretende convertirse en un casi dictador, parecido a Lucio Gutiérrez al controlar dos poderes del Estado. Gutiérrez prefirió la Corte. Correa apunta a la función Legislativa.
Y también nos está indicando que en la Asamblea él tomará las decisiones por los asambleístas de su partido. No sé para qué salen Acosta y otros candidatos en la publicidad de Movimiento PAÍS. Debería aparecer simplemente Correa. Total, el Presidente ya está anunciando lo que él hará de ganar su partido la mayoría en la Asamblea. Para el Presidente, los candidatos de su partido no parecen ser individuos con sus propias ideas, sino un bloque de votos para ejecutar sus decisiones. ¿No era eso lo que tenía que cambiar en el país? ¿No era eso lo que tanto aborrecíamos en los diputados, que se limitaban a votar siguiendo órdenes desde un celular?
Las declaraciones de Correa, además de mostrar una visión antidemocrática y desprecio por la institucionalidad del país, dejan claro que para el Gobierno el fin de esta Asamblea es poder dominarlo todo. Lo de recuperar la patria, avanzar hacia un nuevo país, y tanta cosa más, parecen ser ahora solo la motivación que necesitaba la gente para votar masivamente a favor de la Asamblea.
Con todos sus defectos y el rechazo que le tengamos, los diputados deben quedarse. Se podrán ir a su casa cuando este Congreso acabe su periodo o si la Asamblea convoca a elecciones y todos votamos por nuevos diputados. No cuando el Presidente decida que deben irse.
De lo contrario, que este Gobierno de una vez acepte transparentemente que la democracia no le interesa.
1 comentario:
Eso es.
Con todo y sainete, no creo que sea buena idea disolver el congreso.
Un gran problema en nuestra política es precisamente la carencia absoluta de institucionalidad y respeto a la misma.
Los "honorables" no tienen nada de honorables, deberían ser reemplazados, pero poner un pseudocongreso durante la ANC es dictatorial, digan lo que digan.
Nuevamente se confirma lo dicho en otras ocasiones: todos se sienten la madre de Tarzán. Nadie respeta a nadie ni a las leyes ni hay quien haga respetar, por falta de pantalones y ausencia de autoridad moral.
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