jueves, agosto 30, 2007

Lo de fondo

Si los gays se pueden casar, o la adolescente que metió la pata puede abortar, son temas muy importantes para discutir, pero no los más importantes en esta Asamblea.

Recientes entrevistas a candidatos muestran que estos temas sociales van ganado una relevancia exagerada en la campaña. Escucho a candidatos centrar su discurso en temas como el matrimonio entre homosexuales o el aborto. Y algunos electores votarían en función de la postura de los candidatos frente a estas cuestiones.

Estos temas son esenciales. Suelen ser los temas que más nos apasionan y los que mejores debates provocan. La Asamblea deberá tratarlos en su momento y tomar decisiones al respecto. Pero a la hora de votar yo no los pondría por encima de los temas de fondo que sí determinarán la organización del Estado y de nuestra sociedad.

El país está en pañales en temas mucho más importantes que afectan nuestro día a día. Países desarrollados y sociedades más avanzadas que ya tienen en gran medida solucionado lo principal, como su distribución territorial, manejo de la economía, respeto a la propiedad, libertad en los medios, manejo de la justicia, educación, etcétera; se pueden dar el lujo de debatir por largas sesiones parlamentarias sobre estos temas sociales.

Acá, en cambio, todavía hay debates y problemas más básicos que solucionar. Tenemos políticos que atentan contra la propiedad privada. Tenemos socialismos extremos que rechazan el mercado. Se escuchan voces en contra de la libertad de los medios. Intereses políticos podrían bloquear la despolitización de los organismos de control. Hay amenazas a la estabilidad de la moneda. Se confunde soberanía con cerrarnos a los mercados y culturas de otros países. Esos son los temas que sí afectan la vida de la mayoría.

Si mis vecinos homosexuales el día de mañana pueden adoptar un niño, la vida de la mayoría de ecuatorianos no se afecta. La familia, como base de la sociedad, continuará existiendo igual que hoy, con sus diferencias y particularidades. Si la chica que hoy aborta clandestina e ilegalmente, mañana puede hacerlo legalmente, la vida de la mayoría de ecuatorianos tampoco se afecta. Los abortos, con ley o sin ley, continuarán, solo cambiaría la facilidad para realizarlos y su grado de riesgo.

La tradición y las costumbres de una sociedad pesan más que lo que diga una ley. Nuestra sociedad no cambiará por lo que diga la Constitución sobre estos temas sociales. Su influencia será mínima. Pero si mañana censuran nuestra libertad de expresión, limitan la propiedad privada, se niegan las autonomías, no se democratizan los partidos políticos, se confunde lo que debe ser el papel del Estado, se pone en riesgo la estabilidad de la economía, ahí sí la vida de la mayoría de ecuatorianos se verá afectada.

El Ecuador necesita consolidar lo básico, lo estructural. Nos falta mucho para llegar al punto en el que el debate central del país sean temas como aborto, clonación, eutanasia, etcétera. Esos debates, por ahora, los pueden liderar sociedades avanzadas con su casa bien construida. Aquí no hemos levantado las paredes todavía. Enfoquémonos en lo importante.

Lo social deberá ser tratado, en su momento, con profundidad y seriedad en la Asamblea. Pero mi voto no se centrará en ello.

jueves, agosto 23, 2007

Desilusión Constituyente

Estos días los espacios publicitarios del Tribunal Supremo Electoral rompen nuestra tranquilidad con las promesas de los miles de candidatos a la Asamblea Constituyente. En la televisión y la radio, los desconocidos candidatos interrumpen telenovelas y canciones con “propuestas” que olvidamos al instante. Imposible recordar algo entre tantas listas, caras y promesas.

Los candidatos han llegado. Y con ellos sus campañas, sus frustraciones, sus enojos, sus promesas y su demagogia. Demagogia que ahora ha alcanzado niveles increíbles, pues nos ofrecen cosas que nada tienen que ver con la Asamblea Constituyente. Antes dudábamos de las exageradas promesas de candidatos presidenciales. Pero al menos eran ofertas que un presidente en teoría podría realizar, como el clásico ofrecimiento de construir miles de casas. Ahora los candidatos van más allá. Nos prometen cosas que simplemente no son realizables desde una Asamblea.

Por ahí van los candidatos ofreciendo más empleo, apoyo a los artistas, créditos para los graduados, comisariatos del agricultor, cárcel para los corruptos, control de precios, subsidios y tantas cosas más. Como si se estuvieran lanzando para alcaldes de sus ciudades y no para escribir la nueva Constitución.

Siento pena por aquellos que llenos de optimismo creían firmemente que la Asamblea Constituyente sería la salvación del país. Ahora, al escuchar a ciertos candidatos, deben estar preguntándose ¿cómo me dejé engañar? La campaña presidencial de Rafael Correa logró convencer a casi todos los ecuatorianos que lo que necesitaban para resolver todos los problemas era una cosa mágica que se llama Asamblea Constituyente. Brillante estrategia para ganar votos creando sueños que acabarán en desilusión general.

Pero bueno, ya estamos metidos en esto. Debemos apoyar a esos candidatos que sí valen la pena. Aquellos con propuestas concretas, que pueden hacer un buen trabajo.

El problema es que por mucho que los cuento y vuelvo a contar, me sobran los dedos de mis manos para identificar a esos candidatos valiosos. Salvo excepciones, sobran candidatos de relleno y gente que parece realmente confundida sobre lo que harán en la Asamblea.

Los que todavía creen en esta Asamblea me dirán que no sea tan pesimista, que le dé tiempo a que se instale antes de perder las esperanzas sobre lo que esta pueda lograr. Pero es difícil ser optimista ante algo que desde sus inicios tenía una etiqueta verde y azul gigante que gritaba: “Esta Asamblea es una estrategia electoral. Lo importante no es lo que logre la Asamblea. Lo importante es crear este sueño en los ecuatorianos para que me den su voto y después ya veremos”.

Y ahora que nos encontramos en la etapa del ya veremos, el Gobierno habla poco de los cambios que espera que la Asamblea logre, y más bien se concentra en los poderes que quien controle la Asamblea tendrá para controlar al Estado.

En fin, la apatía general frente al proceso electoral para la Constituyente nos indica que la emoción y las ilusiones han disminuido.

Empezamos a entender que la Asamblea no arreglará este país. Queda el reto de asegurarnos que no lo destruya, evitando con nuestro voto que la mitad más uno vaya al peligroso Socialismo del Siglo XXI. O pasaremos de la desilusión a la desesperación.

jueves, agosto 16, 2007

Con sus dignos y todo

No confío en la mayoría de los diputados. Son en gran parte ilustres desconocidos por quienes ni siquiera votamos. Muchos de los ex suplentes jamás soñaron con el puesto que les cayó del cielo. Eso del “Bloque de la Dignidad” siempre me causó risa y lástima por la ironía del nombre. La popularidad casi subterránea del actual Congreso solo comprueba la desconfianza y desprecio del país entero hacia los diputados.

Aun así, con sus “dignos” y todo, el Congreso es necesario para garantizar el balance de poder que el presidente Correa tanto desprecia. Con todo el rechazo y antipatía que despierten los actuales diputados, los necesitamos para decirle al Presidente que vivimos en democracia. Que Congreso y Presidente comparten el poder, y no se hace simplemente lo que este último exige.

Correa quiere a este Congreso fuera. Ya dijo de frente, sin vergüenza alguna, que si su partido gana las elecciones del próximo 30 de septiembre para la Asamblea Constituyente mandará al Congreso a su casa. Y en su lugar creará una comisión legislativa para sacar adelante “leyes urgentes”, es decir, las leyes que él necesita. Como si los asambleístas no tendrán ya suficiente trabajo y responsabilidades definiendo la nueva Constitución.

Si de algo no podemos criticar a Correa es de no ser transparente en sus abusos. Cuando decide cometer un abuso no lo esconde. Lo dice públicamente. Y lo publica en la página web de la Presidencia. Este es el gobierno del abuso transparente.

Con esa transparencia que lo caracteriza, ahora nos dice de frente que pretende convertirse en un casi dictador, parecido a Lucio Gutiérrez al controlar dos poderes del Estado. Gutiérrez prefirió la Corte. Correa apunta a la función Legislativa.

Y también nos está indicando que en la Asamblea él tomará las decisiones por los asambleístas de su partido. No sé para qué salen Acosta y otros candidatos en la publicidad de Movimiento PAÍS. Debería aparecer simplemente Correa. Total, el Presidente ya está anunciando lo que él hará de ganar su partido la mayoría en la Asamblea. Para el Presidente, los candidatos de su partido no parecen ser individuos con sus propias ideas, sino un bloque de votos para ejecutar sus decisiones. ¿No era eso lo que tenía que cambiar en el país? ¿No era eso lo que tanto aborrecíamos en los diputados, que se limitaban a votar siguiendo órdenes desde un celular?

Las declaraciones de Correa, además de mostrar una visión antidemocrática y desprecio por la institucionalidad del país, dejan claro que para el Gobierno el fin de esta Asamblea es poder dominarlo todo. Lo de recuperar la patria, avanzar hacia un nuevo país, y tanta cosa más, parecen ser ahora solo la motivación que necesitaba la gente para votar masivamente a favor de la Asamblea.

Con todos sus defectos y el rechazo que le tengamos, los diputados deben quedarse. Se podrán ir a su casa cuando este Congreso acabe su periodo o si la Asamblea convoca a elecciones y todos votamos por nuevos diputados. No cuando el Presidente decida que deben irse.

De lo contrario, que este Gobierno de una vez acepte transparentemente que la democracia no le interesa.

jueves, agosto 09, 2007

La visita del maestro

Hugo Chávez visita Ecuador. Seguro lo recibirán con banderas, aplausos y sonrisas. Los dictadores, sin importar el mal que hagan, siempre tendrán sus seguidores y fanáticos.

Y Chávez se reunirá con Correa. Hablarán de su “revolución” bolivariana. Chávez dirá que “Venezuela ahora es de todos”, y Correa dirá que “La patria ya es de todos”. La imitación como homenaje. Hablarán de las maravillas de sus gobiernos bolivarianos y revolucionarios en los que todo será de todos. Es decir, del Estado, es decir del Gobierno, es decir de ellos. Y criticarán a banqueros, empresarios y periodistas malvados que solo quieren frenar sus planes salvadores.

La relación entre Correa y Chávez siempre tuvo su misterio y su realidad. Desde la época de campaña ya existía la duda sobre su cercanía y el grado de parecido que tendrían. “Correa no es Chávez” nos repetían muchos. Él es un socialista moderno que viene del mundo académico, no un militar golpista con aspiraciones dictatoriales. Y así muchos lo creyeron. Votaron por Correa, por el cambio, por el socialismo moderno. Por algo parecido a Bachelet. No por Chávez.

Tristemente la balanza se inclinó al estilo del visitante de hoy. Vemos poco de Bachelet y mucho de Chávez. Pocos intentos de acuerdos nacionales y de unir a todos los ecuatorianos para empujar el país hacia adelante. En cambio, hemos visto a un presidente dedicado a confrontar, dividir, amenazar. A picarse con cualquiera que lo critica. A atacar y criticar a políticos exitosos, en lugar de apoyarlos uniendo fuerzas por el bien de todos. A recitar el cuento de conspiraciones en su contra. A asustar la inversión privada y hacerla volar a otros países en lugar de invitarla e incentivarla. A unirse a grupos políticos conflictivos y culpables de nuestro atraso educativo, en lugar de ponerlos en su sitio. En fin, a dedicarle más tiempo a lograr protagonismo, callar opositores y gastar fondos públicos en popularidad y votos, que a trabajar por los ecuatorianos y planes a largo plazo.

No es por nada que muchos que apoyaron a Correa pensando que representaría una izquierda moderna, ahora lo critican. Ya no ven en Correa un socialista moderno. Ven un populista más, de esos que sobresalen solo en hablar a las masas y bailar. Ven lo que tantos y tanto temimos: un seguidor de Chávez que hasta ha expresado su deseo de superar al maestro en sus atropellos, específicamente contra la libertad de los medios.

El primer anuncio claro de la cercanía ideológica y de estilo de Correa con Chávez vino en su posesión como presidente. Ahí en Zumbahua, junto a Evo Morales, compartieron himnos y discursos “revolucionarios”, de esos que tanto mal y atraso le han causado a Latinoamérica.

Nos asustamos. No lo queríamos creer. Nos negábamos a aceptar que nuestro joven presidente se pareciera al venezolano. Pero seis meses después nuestros temores parecen cumplirse.

La visita de Chávez no pasará desapercibida. La “revolución” bolivariana se sustenta en la figura de sus salvadores. En la forma, los gestos, la controversia, los discursos. Chávez y Correa lo saben, y lo hacen bien. Se parecen tanto. Y lo más triste es que muchos todavía los aplauden ilusamente.

jueves, agosto 02, 2007

Diplomacia gringa

Después del desastroso gobierno de Bush, el próximo presidente de Estados Unidos muy seguramente mejorará la posición de su país ante el mundo. Es difícil caer más bajo que Bush. Su visión de un mundo blanco y negro, donde los que están con él son los buenos y el resto los villanos, se ha reflejado en una fracasada política internacional que ha causado muerte, destrucción y un rechazo mundial a un país que había representado los ideales democráticos.

Bush prefirió las bombas a las palabras. El próximo presidente intentará recuperar el prestigio y respeto de su país dando un giro a las relaciones internacionales.

Menciono esto a raíz del último debate de los candidatos demócratas. En una alianza entre CNN y YouTube, se realizó el primer debate presidencial de la era internet. Cualquier persona podía enviar sus videos con preguntas a los candidatos.


Respondieron sobre educación, raza, género, homosexuales, religión, la guerra en Iraq, consumo de energía, sueldo mínimo, seguridad social, salud, impuestos, armas, y más. Hasta contestaron la pregunta de un muñeco de nieve muy preocupado por el calentamiento global.

Salvo que algo raro suceda, el próximo presidente de Estados Unidos saldrá entre uno de los demócratas que estuvieron en este debate, con Hillary Clinton, Barak Obama y John Edwards a la cabeza. Sus respuestas pintan el panorama de lo que será la participación de Estados Unidos en el mundo y los efectos en nuestro país.

De las casi cuarenta preguntas enviadas en videos de YouTube que los candidatos debatieron, una mostró con claridad la dirección que tomará el próximo gobierno en el ámbito internacional. ¿Estarían dispuestos a reunirse y buscar consensos con los líderes de Irán, Siria, Venezuela, Cuba y Corea del Norte?

Obama, Clinton y Edwards, con sus diferencias, respondieron que sí. Los tres creen en la necesidad de regresar a la diplomacia. Obama dijo que le parecía ridícula la posición del gobierno de Bush de pensar que no hablar con estos países es castigarlos. Clinton prometió realizar un gran esfuerzo diplomático. “Debemos regresar a la diplomacia, que se ha convertido en una mala palabra para esta administración”, dijo. Y Edwards destacó que el Presidente de Estados Unidos debe restaurar el liderazgo moral de ese país, que el mundo necesita saber lo que representa.

Si esto ocurre, el panorama mundial cambiará. Esperemos que así sea. No por la imagen de Estados Unidos, sino porque nos preocupa ver cómo el desprestigio del gobierno de Bush contribuye a la popularidad de gobiernos autoritarios como el de Chávez. Del próximo presidente de Estados Unidos depende que los ideales de democracia, libertad y respeto a las instituciones y la ley sean recibidos con aplausos y no con banderas quemadas.

Bush les puso las cosas demasiado fácil a los gobiernos retrógrados que ganan popularidad con solo gritar eslóganes antiyanquis. Las banderas del Che y las alabanzas a Fidel están más vigentes que nunca gracias a Bush.

Del regreso a la diplomacia del próximo gobierno gringo dependerá, en gran medida, el clima político en Ecuador y Latinoamérica. Marcará la diferencia entre un mayor apoyo a la democracia y la libertad o el fortalecimiento de modelos totalitarios, que usan boinas rojas y, a ratos, camisas bordadas.

miércoles, agosto 01, 2007

Revista la U. - Agosto 2007

Ya está circulando la U. de agosto en tu universidad!!!



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