De lo que Correa dijo este sábado, más allá de llamar “bestias salvajes” a los periodistas del país y “gordita horrorosa” a una periodista que preguntó algo que él no quiso contestar, me llamó la atención esta otra perla presidencial: “Apaguemos el televisor y tengamos la mente limpia. No es necesario leer periódicos”.
¡Cuánta cultura, cuánta sapiencia! Para mantener la mente limpia, lo mejor es no leer. La ignorancia será la vía directa a nuestra adoración presidencial, manteniendo incontaminada nuestra inocente visión de este gobierno. Si estás leyendo este artículo ya puedes considerarte impuro. Mejor deja de leer y así mantén tu mente limpia.
A Correa le molesta profundamente que lo critiquen. Para quien “rara vez se equivoca” no hay espacio para aceptar sus errores de forma y de fondo. Y errores y horrores sobran estos días: faltar el respeto a periodistas, insistir en una ley que limitará el crédito, atacar la autonomía de Guayaquil y sus instituciones, o comprar su popularidad y votos con subsidios populistas. El Presidente quiere que todos aceptemos esto en silencio, que la prensa no se meta, y que nos arrodillemos ante el grandioso futuro que traerá su socialismo del siglo XXI.
Correa propone, además, una alternativa altiva y soberana para estar bien informados: leer las noticias en la página web de la Presidencia. Ahí sí está todita la verdad, sin bestias ni gorditas escribiendo falsedades. La verdad tan verdadera como esa que publica el diario Granma en Cuba.
Yo me informé muchísimo leyendo la página web presidencial. Sobre todo de su agenda populista y electorera: decreto de la tarifa de la dignidad (léase: votos de unos cuantos que pagarán menos gracias a otro subsidio millonario), o el incremento del salario de profesores (léase: así sigo de buenas con mis amigos del MPD). ¡Uno sí que se informa en la página de la Presidencia! Y lo mejor es que ahí ni te enteras de los insultos del Presidente, ni nada de esas cosas secundarias.
En la época de campaña los que conocían de cerca a Rafael Correa advertían sobre su temperamento, su terquedad y esa obsesión por ser el dueño de la verdad. Pero la gente lo dejó pasar. Hoy ese temperamento está sepultando poco a poco las buenas intenciones que alguna vez Correa le vendió al país.
Lo único bueno de esta actitud de Correa es que está despertando de la seducción y del sueño a muchos que creyeron su discurso nacionalista. Y ahora tal vez exista la oportunidad de que esta Asamblea no la domine el Gobierno y no debamos someternos a una Constitución que atente contra nuestra libertad. Mientras Correa siga hablando y reaccionando, más personas lo irán conociendo y entendiendo que el camino no está en apoyar su política basada en la confrontación y el todopoderoso control estatal.
Correa se convierte en su principal contrincante. Nos da cada día más argumentos para escribir y reportar contra su actitud intolerante que olvida que el poder es pasajero y que la verdad no le pertenece. Si tener la mente limpia significa ignorar la realidad y seguir a este Presidente al abismo, andaremos orgullosos con nuestra mente sucia.
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