Ya nos estamos acostumbrando a que el programa del Presidente de los sábados se convierta en nuestra fuente de conversación, opinión y diversión para toda la semana. El ciclo se repite: el Presidente habla de más, ataca o critica a alguna persona o grupo. Los medios recogen esos ataques, opinan al respecto, y los condenan durante la semana. Y el siguiente sábado el Presidente dice que él no dijo lo que los medios han interpretado, y nuevamente ataca o critica a alguna persona o grupo. Y así rueda la rueda presidencial, entreteniéndonos sábado a sábado como Don Francisco.
Lo preocupante es que el show de los sábados tiene sus seguidores y sus fanáticos. Lo que dice Correa se convierte en ley. Si dice que tal grupo es corrupto, así debe serlo. Si dice que los medios no sirven, así ha de ser también.
Cuando escribí hace dos semanas un artículo criticando la actitud antidemocrática del Gobierno al enjuiciar al diario La Hora, me sorprendió recibir tantos mails en contra de mi opinión. Muchos defendían al Presidente diciendo que ya era tiempo de que alguien frene a esta prensa corrupta, y otras cosas más como esas que dice Correa. La popularidad del Presidente logra convencer a sus seguidores a apoyar atropellos a derechos tan fundamentales como el de opinar. Sentí en esos mails una devoción parecida a la de quien defiende su religión. Correa parece seducir a las masas como esos predicadores brasileños de ‘Pare de Sufrir’. Y sus cadenas radiales de los sábados son la fiesta religiosa a la que sus fieles acuden a iluminarse.
Esto puede parecer inofensivo por ahora, hasta que vemos la total violación a la libertad de prensa que ocurrió en Venezuela. La popularidad se puede usar para fines nobles. Pero también puede ser destructiva. Repugna leer que este Gobierno justifica el atropello de Hugo Chávez contra la libertad de los venezolanos. Mónica Chuji dijo que “no renovar una frecuencia no significa coartar la libertad de expresión”. Linda cosa. Si un medio utiliza la palabra “asaltar” para describir la forma cómo el Presidente actuó frente a la Junta Bancaria, se está faltando a la verdad. No hay espacio para interpretación. Pero si Chávez cierra un canal de televisión, mata la libertad de expresión de un país y siembra temor entre todo el que opine en su contra, eso es simplemente “no renovar una frecuencia”.
Da miedo pensar que la gente de este Gobierno realmente crea que lo de Venezuela no es un atropello. Que justifiquen lo que hizo Chávez y no vean nada malo en la actitud de Correa ante la prensa. ¿Puede el fanatismo por una causa cegarnos ante verdades tan obvias? ¿Puede uno llamarse demócrata en estas condiciones?
El show continuará sábado a sábado. Nos revelará hasta qué punto puede llegar este rechazo a la libertad y este deseo de querer controlarlo todo. El próximo sábado traerá nuevas emociones y sorpresas. No dejen de sintonizar y si se lo pierden no se preocupen, lo leerán en los diarios. O siempre queda Youtube.
2 comentarios:
Manuel Ignacio,
Te felicito por el artículo, es necesario que haya una buena opisición al Gobierno, liderada por articulistas de "derecha" que son los llamados a tomar la batuta dejada por los políticos de esa tendencia, quienes han quedado reducidos a simples caricaturas por el Presidente Correa y que no representan ninguna barrera a la aplanadora manejada por él, y lo que está pasando actualemente es no tiene oposición, sino pregúntenle al todo poderoso Chávez.
Me considero de izquierda, soy un convencido que la política social y las regulaciones por parte del Estado son mucho mejores que el atropello del libre mercado, pero si las personas que lideran ese cambio pierden la perspectiva y creen que en lugar de Presidente son Emperadores pues el fracaso es inminente, y es ahí donde radica la importancia de los articulistas de oposición, que en este escenario no pierdan la oportunidad de abrir los ojos a las personas y denunciar lo que se está realizando mal. Es por eso que fui uno de los críticos de tu artículo anterior, ya que considero que los temas familiares quedan de la puerta para adentro y que es más importante la situación actual del país. Por cierto felicitaciones por Sofía.
Estib Ostin... perdón Steve Austin, ¿nos podrías ilustrar mas?
Pontificando y desde la izquierda... que gracioso, y yo que pensé que la prepotencia era exclusividad y patrimonio de la oligarquía.
Vaya zurdito presumido.
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