Es una pena que el estatuto gobiernista que definirá la Asamblea Constituyente haga difícil un verdadero debate ideológico. Esta es la oportunidad perfecta para que regrese la ideología a la política. La oportunidad para que las ideas le ganen a los discursos populistas y los bailecitos en tarimas. Para que se deje de hablar de cuántas casas se construirán y se empiece a discutir lo que significa un gobierno socialista, proteccionista e intervencionista donde el poder radica en el Estado versus un gobierno de funciones limitadas, pro competencia y libre empresa donde el poder radica en la gente.
El estatuto le pone la cosa al Gobierno muy fácil. Al destinar iguales franjas publicitarias a todos, los candidatos pro Gobierno tendrán el espacio que les da el Estado, más toda esa inmensa cobertura que recibe el Presidente. La oposición, en cambio, estará más limitada a transmitir su mensaje. Si a eso se le suma la posibilidad de la votación en plancha y el chiste de que la mitad más uno decide la Constitución del país, estamos ante un escenario que hará muy complicada una verdadera representación y debate.
El rechazo hacia los partidos políticos, que perdieron su ideología y propuestas en el camino, ayudará a que tal vez esta vez sí escuchemos lo que los candidatos tengan que decir, aunque no bailen bonito ni coman guatita. Podemos esperar nuevos candidatos con definiciones ideológicas claras y la capacidad para debatir sobre el modelo de país que queremos. Si podrán llegar estos candidatos es otro cuento más complejo. Las ideas de izquierda y derecha pueden y deben reaparecer con fuerza en esta campaña a la Asamblea. La pregunta es si el Gobierno, a través de su Tribunal Supremo Electoral, favorecerá la plancha de siempre o la verdadera representatividad.
Más allá de posturas políticas, es muy probable que todos los asambleístas estarán más o menos de acuerdo en cambios esenciales, como ir a un sistema de elecciones por distritos para que todos estemos realmente representados; la democratización de los partidos políticos con elecciones primarias para acabar con dueños y votos dictados por celular; el fin del voto obligatorio que convierte la democracia en una obligación y no un derecho; el fin del servicio militar obligatorio que no tiene sentido en un país en paz; la despolitización de los tribunales para acabar con el reparto y mañas políticas; entre otros temas en los que habrá más coincidencias que diferencias.
Las diferencias ideológicas, donde debería haber debates y no imposiciones, aparecerán a la hora de definirse en temas cruciales como las autonomías, las competencias y limitaciones del Estado, la descentralización de las funciones del Estado, las facultades de las fuerzas armadas, el modelo de seguridad social, las limitaciones de las funciones Ejecutiva y Legislativa, la defensa de la libertad de empresa, mercado y prensa, etcétera.
Esta es la oportunidad para discutir estos temas con altura, para que vuelva la ideología por encima de las órdenes por celular. Este será un proceso positivo solo en la medida que las ideas y las propuestas claras le ganen a las emociones o la imposición de un bando. El Gobierno tiene una gran responsabilidad en lograrlo. Lástima que con el estatuto ya dio su primer paso hacia el otro lado.
1 comentario:
Me es grato encontrar que
Manuel Ignacio Gómez Lecaro propone el regreso de la
ideologia, o para ser mas rigurosos el regreso de la
discusion de los asuntos publicos (politicos en el
sentido del poder, no solo en el reduccionismo
partidista) por parte de los ciudadanos y no a una
mera delegacion a un pequeno numero cerrado de
funcionarios, que en estos ultimos anyos (a partir del
ajuste estructural) fueron elegidos por los mismos
grupos de poder economico-politico a los cuales
permitieron a su vez la virtual colonizacion del
Estado (intermediador de lo publico, lo privado y el
orden inbternacional) bajo el excluyente y
fundamentalista discurso de la ascepcia tecnocratica.
Sin embargo no deja de ser curioso que el regreso o
mas bien dicho la visibilizacion de la discusion
ideologica - politica, demuestra la enorme complejidad
y articulacion de las esferas de lo
economico-politico-social-cultural y permite
precisamente superar de una buena vez el reduccionismo
grosero hasta parroquiano de "liberales"
economiscistas que por estar pensando en como
satanizar a visiones ya desaparecidas tras la caida de
un muro de la verguenza, a lo mucho llegaron a
plantear la necesidad de la separacion
Economia-Estado, ah! y por supuesto y criticar las
che-veres camisetas de una personalidad ascendida a
las mismismas alturas, mientras intentaban canonizar
sin beneficio de inventarios a un austriaco novedoso
che-vere producto ideologico, sin reconocer su
caracter politico, "no que va!, solo los otros hacen
politica, mientras nosotros de eso, solo sabemos
decir no!, asustate, que ya vienen los rojos caperuzos
y el lobito feroz"
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