Deberían hacer un reality show de nuestra política. Sería un éxito. Podríamos llamarlo el Show de las Alturas. La famosa frase “you’re fired” con la que Donald Trump se deshace de los concursantes en su show, sonaría bastante aburrida comparada a las de nuestro reality nacional: estás destituido, estás restituido, estás con orden de prisión, estás suspendido.
La desinstitucionalización de nuestro país ha llegado a tal absurdo extremo que ya no sorprende. Vemos la desgracia nacional como si fuera un show de televisión que no afecta nuestras vidas. El Tribunal Constitucional restituye a los diputados destituidos. Los diputados suplentes de los diputados destituidos tumban al TC por restituir a los destituidos. Y para cerrar con broche de oro el trabalenguas de nuestra vergüenza política, los diputados del autodenominado bloque de la “Dignidad Nacional” (¿irónico nombrecito, no?) piden orden de prisión para varios diputados destituidos ante la amenaza de perder sus flamantes y bien pagados puestos. Nunca ha sido fácil entender la política nacional, pero ahora se está volviendo realmente complicada.
Mientras todo esto pasa, el Gobierno toma partido con el envío de fuerzas policiales y el respeto o rechazo, según convenga, a lo que resuelven los tribunales. Correa disfruta más que nadie el show, pues sabe que se fortalece con cada institución que cae (siempre que no le toquen al Tribunal Supremo Electoral).
Da la impresión que la esperanza puesta en la Asamblea Constituyente lleva a los ecuatorianos a ignorar el relajo que vivimos. La fe en que la Asamblea devolverá la cordura al país nos hace simplemente esperar que pase el tiempo, se reúnan los asambleístas y todo se solucione. Mientras tanto, qué importa lo que pase con los diputados, el TC y toda esa gente que sale en el show. Como si lo que pasa ahora en nada afectara los resultados de la Asamblea y el futuro del país.
Pero sí afectará, y mucho. Las condiciones de institucionalidad o relajo en las que lleguemos a la Asamblea marcarán en gran medida sus resultados. Si las instituciones siguen cayendo y ridiculizándose, el grito “que se vayan todos” lanzado contra el Congreso, irá también a los organismos de control, tribunales y otras instituciones.
Y la nueva Constitución será un reflejo del ambiente político actual. En otras palabras, la desconfianza hacia el Congreso y otras instituciones crearía una Constitución con muchas más atribuciones al Ejecutivo, poniendo en riesgo el balance de poder. Escenario ideal para el Gobierno. Peligroso para el país. Por mucho que confiemos en la capacidad de la Asamblea para ordenar el país, mientras este show continúe, será más difícil detener la degradación nacional.
El Gobierno debe defender la institucionalidad en el país ahora mismo, no una vez que pase la Asamblea y tenga su nueva Constitución. Debe ser justo e igual de enérgico ante cualquier atropello. No como hoy, que sobran los insultos y reclamos ante sus detractores, pero solo hay palabras suaves si los revoltosos son sus amigos del MPD o el atropello es contra los diputados destituidos. Puede que le convenga al Presidente que las instituciones se maten entre ellas. Pero en su liderazgo o apatía para defenderlas se demostrará ante qué clase de líder estamos.
1 comentario:
Cada vez me sorprendo más de lo que muchos en mi círculo de amigos piensan de la democracia. "En Latinoamérica no ha funcionado la democracia nunca" Entonces qué necesitamos? pregunto yo. Dictadura? No, dicen. ALgo intermedio. Yo no comparto esa opinión. Democracia es lo que debemos aspirar. Porque eso permite que haya control, que haya transparencia. En el mejor sistema bajo el cual podamos conseguir el bienestar de la ciudadanía, ser un mejor país. Claro, nadie ha dicho que sea un sistema perfecto, siempre tiene sus fallas. Pero insisto en que eso es lo que debemos perseguir. Debemos procurar que se fortalezcan los partidos políticos. De entrada me pareció terrible que destituyeran a los diputados. No es que me agraden el PRIAN, PSC y co. Pero si no hay oposición un gobierno puede hacer y deshacer como mejor le parezca. Eso es terrible! Somos seres humanos y cometemos errores constantemente. Si el poder es absoluto es muy peligroso, porque todo se vuelve al estilo "estás conmigo o estás contra mí". Solo quedaría rezar para que el que ejerza este poder sea una persona coherente que piense en el bien del país. Pero la historia ha demostrado que mientras más poder se adquiere, todo se vuelve mucho peor y el país no avanza. El poder los convierte en seres paranoicos. Ven en la crítica un enemigo al que combatir y la reprimen. Y al final no piensan en función de país.
Publicar un comentario