El gobierno de Venezuela –perdón, el gobierno Bolivariano de Venezuela– en un aviso en los diarios ecuatorianos nos cuenta que con la llegada del primer cargamento de combustible se hace realidad la unión bolivariana, resurge el sueño de Bolívar y Sucre, y es el principio de un futuro más digno y más bolivariano (¿quién sabe qué querrá decir esto de “más bolivariano”?).
Me llamó la atención en el aviso, más allá de las sonrientes fotos de Chávez y Correa, leer el eslogan oficial del gobierno venezolano: “Venezuela ahora es de todos”. Esta frase sin duda inspiró la versión ecuatoriana “La patria ya es de todos”, que escuchamos en la televisión, la radio y en los discursos de nuestro Presidente. Pero, ¿quiénes son “todos”?
Pareciera que la patria es de todos, pero todos los que están con el Gobierno. Los “bolivarianos”, los “socialistas del siglo XXI”, y los pro constituyente pueden estar tranquilos, la patria es de ellos. Está por verse si les llegará un poco de patria a todos esos empresarios que solo piensan en producir y hacer dinero; a quienes viajan de vacaciones a Miami y no se quedan en el país para disfrutar “las mejores playas del mundo”; y sobre todo, a quienes tienen la osadía de criticar la Asamblea Constituyente que, según dicen por ahí, nos dará empleo, educación, vivienda, salud y corregirá todos los problemas que hoy vivimos.
Nuestro gobernador, tal vez contagiado por ese fervor confrontacional del Presidente, ha dicho refiriéndose a quienes no asistieron a la cita en la Gobernación que “el que no está con nosotros, está contra nosotros”. Por un lado se invita al diálogo y por otro se llama a la pelea. Da la impresión que la patria tampoco es de los que no fueron a la Gobernación.
Algún preocupado lector me escribió que debemos dejar tranquilo al Presidente, que no lo critiquemos tanto. Con mucho gusto lo felicitaremos cuando muestre un camino serio y planificado, en lugar de una ruta populista que parece un homenaje al estilo de Bucaram. Es lo que más quisiéramos por el bien del país. Pero por ahora estamos preocupados por la actuación del Gobierno. Y por eso continuaremos alertando sobre el peligro de que la patria no sea de todos, sino de quienes venden esa idea.
Para que la patria sea de todos, el Gobierno debe ser de todos. Esto no quiere decir que el Gobierno deba hacer lo que todos le pidan en todo momento. El Gobierno está en su derecho de implementar las políticas e ideas por las cuales fue elegido, más allá de que muchos no estemos de acuerdo con ellas. Pero que lo haga demostrando que está siguiendo un plan en beneficio del país, un camino con un fin específico, y no simplemente una ruta cortoplacista para ganarse el apoyo de unos y la provocación de otros. Y que acepte con altura y responsabilidad las propuestas de todos los sectores, las críticas, y la oposición.
Venezuela no es de todos. Es de Chávez. No queremos un Ecuador de Correa, ni de Chávez, ni de Lucio, ni de Noboa, ni de ningún político o líder de turno. Queremos un Ecuador de los ecuatorianos, donde la institucionalidad, la ley y la libertad estén por encima de cualquier apetito y poder personal. La Constituyente de plenos poderes preocupa justamente por la posibilidad de entregarle la patria a unos pocos.
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