jueves, enero 04, 2007

El camino

‘Está lista mayoría anticonstituyente’, dice el titular de la primera plana de este Diario del día martes. Abajo aparecen los futuros diputados de los partidos que ya se han unido para oponerse al proyecto de la Asamblea Constituyente. Por alguna razón este titular me sonó negativo, cuando no tiene por qué serlo. Nos han metido tanto en la cabeza esto de que la Constituyente es la única solución a los males del país que la palabra “anticonstituyente” suena a pecado.

No debemos dejarnos llevar por la moda o el empuje que la Constituyente ha ido ganando en estos tiempos. Lo importante aquí es llegar a las reformas encontrando la mejor forma de lograrlas. La Constituyente no es la mejor vía. Hay alternativas más prácticas, menos costosas y menos riesgosas. Someter a consulta popular el proyecto de reformas presentado por Gustavo Noboa es una de ellas. Este incluye lo que todos –o casi todos– en el país apoyamos: voto no obligatorio, elección de diputados por distritos electorales, elección de diputados en la segunda vuelta electoral, facultad al Presidente de disolver al Congreso por una vez durante su mandato, autonomías, etcétera.

En realidad, el verdadero problema y la razón por lo que suena negativo ese titular son las sospechas que nos despiertan los acuerdos a los que están llegando los diputados antes de posesionarse. No los imaginamos reunidos discutiendo intensamente su oposición a la Constituyente basándose en las reformas que el país necesita y la mejor forma de lograrlas a través del Congreso. Sí los imaginamos, en cambio, viendo cómo se aferran al poder y mantienen su puesto en el Congreso evitando que una Constituyente los mande a sus casas. La triste realidad del Congreso saliente y muchos de los personajes que llegarán al nuevo Congreso nos quitan la confianza en él.

Sí queremos el cambio, pero no creemos en la seriedad del Congreso y nos preocupa el desgaste e incertidumbre que generaría la Constituyente, más aún cuando esta tendría poderes plenos para hacer lo que le dé la gana, entonces el mejor camino está en el proyecto del ex presidente Noboa aprobado a través de consulta popular. Con esto se cumpliría con mayor facilidad el objetivo principal: alcanzar las reformas que el país necesita. Nos ahorraríamos los meses y meses de discusiones sobre si es o no legal la Asamblea, cómo debe ser, quién debe ir, dónde debe ser; los costos de realizar la Asamblea, campañas electorales, elecciones; y sobre todo, la incertidumbre de que vayan las personas incorrectas y la transformen en un circo que no llegue a ningún lugar o, peor aún, que nos hunda más.

Así, Rafael Correa en lugar de dedicarle todo su esfuerzo a una Asamblea que no sabemos en qué acabará, se podrá dedicar a trabajar y gobernar. El éxito de Correa se basará no en que se lleve a cabo su Asamblea, sino en que se den las reformas políticas. Correa y sus seguidores deben impulsar las reformas antes que la Asamblea. Concentrarse en el fin antes que en el medio.

Llevamos ya un largo y triste récord de creer que en la invención y reinvención de nuevas constituciones a la medida del poder de turno se solucionan todos los males. No repitamos nuestros errores. Vamos hacia las reformas. Pero que la Asamblea Constituyente no sea el camino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicitaciones Manuel Ignacio por tu blog!
Tienes razòn en lo del circo parlamentario, pero ese ha sido el comportamiento del congreso en los últimos años.
Ahora solo esperemos que haya acuerdos (y de hecho ya existe uno con Sociedad Patriótica) para que NO existe una pugna de poderes.
Y que estos ACUERDOS, y no PACTOS, logren que el gobierno piense en función de país.
Solo así ganaremos todos.

Marco Antonio Piza
GUAYAQUIL