El nuevo Congreso empieza mal, vergonzosamente mal. Los diputados quieren convencer al país que pueden y deben hacer las reformas casa adentro para evitar ir a una Constituyente, pero su enfoque sigue siendo el mismo: destruir y eliminar al enemigo. Ya nos imaginábamos desde un comienzo que no había muchas esperanzas con este Congreso, pero han caído bajo más rápido de lo que pensamos.
Ximena Bohórquez quería desafiliarse de su partido. Suficiente para que el Congreso con una celeridad y seguridad sorprendentes aplique el Código de Ética. No dudaron en juzgar el acto de la diputada y expulsarla. Ximena está muy lejos de ser nuestra diputada preferida, pero tiene todo el derecho de quedarse en el Congreso al que fue democráticamente elegida. Si lo hace dentro o fuera del partido de su esposo, es cosa de ella.
Según esta "ética" expulsión queda claramente establecido que los diputados no pueden tomar decisiones personales, solo deben seguir las órdenes del partido al que pertenecen. O sea que el voto de cada diputado es solo una formalidad. ¿Por qué mejor no se ahorran tantos diputados las largas y aburridas sesiones en el Congreso y dejan a un representante, cuyo voto equivalga al porcentaje de sillones que ocupa su partido? Total, aquí nadie piensa, solo votan como les dicen que voten.
Pedro Almeida, de Sociedad Patriótica; Sylka Sánchez, del Prian; y Pascual del Cioppo, del Partido Social Cristiano, suscribieron la investigación e informe -si así se los puede llamar- elaborado durante el fin de semana, con el que se expulsa a la legisladora. Estos tres diputados inauguran la vergüenza de este nuevo Congreso. Que no nos vengan a dar clases de ética y valores cuando sus acciones solo demuestran lo contrario.
¿Es mucho pedir que los diputados piensen en construir el país, antes que en destruirse entre ellos? Hay algunos jóvenes diputados que parecen tener buenas intenciones. Que no se dejen atrapar. Que se atrevan a votar con su conciencia. El pueblo los eligió y solo ante ellos deben responder.
Quienes creemos que la Constituyente no es la vía para solucionar los problemas de este país hemos perdido toda la confianza en el Congreso para ejecutar las reformas, y por eso preferimos que estas se realicen a través de consulta. Hubiera sido más fácil tener un Congreso serio que nos represente y actúe como tal, pero para qué perder el tiempo con falsas esperanzas. Pueden intentar justificar la expulsión de la diputada como una medida necesaria para lograr la mayoría que reformará la Constitución. Excusa inaceptable.
Siempre supimos que este Congreso no daba para mucho, pero ahora ya lo comprobamos. Pena y vergüenza por los diputados que lideraron la destitución de Bohórquez. Pena y vergüenza por los jóvenes diputados que ya cayeron en el juego y han dado su primer voto destructivo. Ya son parte del sistema. ¿Qué vendrá después?
El futuro presidente Rafael Correa, que tan preocupados nos tiene a quienes creemos que en la libertad individual y no en el control estatal está el progreso, se vuelve más poderoso con este acto del Congreso. Su Constituyente solo se vuelve más cercana gracias a los diputados que desde ya solo piensan en destruirse, en lugar de trabajar para construir el país.
Empieza el circo parlamentario. Ya se escuchan las pifias del público.
1 comentario:
Felicitaciones Manuel Ignacio por tu blog!
Tienes razòn en lo del circo parlamentario, pero ese ha sido el comportamiento del congreso en los últimos años.
Ahora solo esperemos que haya acuerdos (y de hecho ya existe uno con Sociedad Patriótica) para que NO existe una pugna de poderes.
Y que estos ACUERDOS, y no PACTOS, logren que el gobierno piense en función de país.
Solo así ganaremos todos.
Marco Antonio Piza
GUAYAQUIL
9:31 AM
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