La ciudad enloquece entre carros apurados, taxis pitando, océanos de gente cruzando las calles y papanoeles criollos sudando a chorros en medio del calor sofocante. Los niños se portan mejor que nunca esperando que les traigan todos los regalos de su lista. Llegó la Navidad.
En Navidad vivimos más de cerca los contrastes y desigualdades de este Tercer Mundo. Los centros comerciales rebosan de gente comprando hasta las diez de la noche iPods, celulares y televisores, mientras afuera en las calles un batallón de niños descamisados busca una moneda de carro en carro “limpiando” los parabrisas. “¿Por qué Papá Noel no les lleva regalos a los niños pobres?”, pregunta un niño a su mamá, que busca cansada de tienda en tienda ese regalo inservible que seguro su suegro nunca usará. Ella traga saliva, busca una respuesta y cambia de conversación.
El reto del próximo gobierno será lograr que más niños vayan a la escuela en lugar de pedir limosna en las calles la próxima Navidad. Esto deberá ir acompañado de más personas comprando y vendiendo en los centros comerciales. Es decir, el reto no es quitarle a unos para darle a otros; sino lograr el ambiente y las oportunidades para que todos puedan trabajar, producir y progresar juntos.
En estos días hemos ido conociendo a quienes ocuparán puestos clave en el próximo gobierno. Estamos algo preocupados al ver a personas ocupando ministerios de temas que parecen no conocer, y la creación de nuevos ministerios que significarán más sueldos y burocracia calentando más puestos. Dijimos que apoyaríamos a nuestro nuevo Presidente, así que, aguantándome las ganas de continuar mi crítica a lo que veo como desaciertos, le dejo por ahora el espacio a la duda.
Esperemos que Rafael Correa tenga todo claro y los resultados de sus decisiones nos dejen boquiabiertos de alegría. Esperemos que esas canciones del Che Guevara que el Presidente electo coreaba a todo pulmón en una reciente reunión con sus partidarios sea solo una canción, y que no signifique que quiera conducir este país por los caminos de la Isla que hoy se hunde en el atraso.
Navidad nos vuelve más pensativos a todos. Nos entristece más que nunca la pobreza de los niños con sus cuerpos pintados de plata en media calle mientras vamos con bolsas llenas de regalos. No dudo que los futuros ministros que están apareciendo hoy en nuestros televisores quieren trabajar para que ese niño plateado pueda estudiar en lugar de trabajar. ¿Qué harán para lograrlo? ¿Cómo lo cumplirán?
He escuchado ya muchas declaraciones en estos días con un marcado énfasis en culpar de todos nuestros males a las mafias y los corruptos. Excelente. Muy bien que quieran acabar con quienes tanto retroceso nos han causado. Pero, por alguna razón esas acusaciones me suenan muy parecidas a las del doctor que refundaría esta nación y que hoy hemos olvidado. Que tenga claro el nuevo gobierno que acabar con las mafias no es su fin, sino un medio más para alcanzar sus metas. Que su enfoque sea constructivo. Que se pregunte: ¿qué haré?, ¿en qué áreas trabajaré?, ¿cómo impulsaré mis objetivos?, antes que ¿a quién tumbaré?, ¿con quién acabaré?
Que en esta Navidad nuestro futuro Presidente, sus ministros y todos quienes tomarán las riendas del país reflexionen. Feliz Navidad para ellos. Descansen. Que a partir de enero exigiremos muchísimo de ustedes.
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