Gobierno nuevo, gente nueva. Mucha gente nueva. En ministerios, gobernaciones, superintendencias, Petroecuador, Fondo de Solidaridad, embajadas, en fin. A nuestro nuevo presidente le tocará escoger entre su gente de confianza a los nuevos ministros, viceministros, asesores, subsecretarios, gobernadores, directores, gerentes, intendentes, embajadores, etcétera, que, según informa este Diario, son unos 2.800 cargos. Eso es mucha gente de confianza.
Según el reportaje de este diario, Correa ha dicho que escogerá a “los mejores hombres y mujeres del país, con nosotros se inaugurará la meritocracia y se sepultará la palancocracia”. Bien dicho. Le tomamos la palabra. Pero cuando hay tanto puesto disponible y favores que devolver, es difícil evitar que la palanca mueva sus influencias.
El reportaje indica que los distintos movimientos sociales que apoyaron a Correa ya han mostrado su interés en sectores específicos. Los socialistas están interesados en el Ministerio de Educación, Pachakutik en los ministerios de Agricultura y Salud, el Movimiento Blanco en las direcciones provinciales de Salud. Nada de malo en esto. Es normal que quienes apoyaron al candidato ganador quieran ocuparse de áreas para las que se sienten calificados.
Pero ahí es donde Correa y su equipo deben estar alertas. Una cosa es decir que se escogerá a los mejores hombres. Otra es tener a amigos, conocidos, arrimados y supuestos amigos llamando, insistiendo y metiendo carpeta por todos lados para que les consigan algún puestito por ahí, a ellos, al hermano, al primo, al cuñado pobrecito que perdió su trabajo hace cuatro meses y sigue desempleado. Y con solo un mes para designar todos estos cargos, lo fácil es ceder, devolver el favor a quienes los acompañaron en la campaña, ser buena gente con el pana de colegio, tomar la carpeta, darle una rápida ojeada a ese currículo con faltas ortográficas y más ficción que novela, y decirle que sí, que se venga a trabajar al gobierno que cambiará al país.
¡Qué difícil conseguir esos 2.800 buenos hombres y mujeres! Encontrarlos es fácil, están aquí, entre nosotros. Pero la mayoría de ellos están trabajando y produciendo en puestos estables. Lo difícil es conseguir esos buenos hombres y mujeres dispuestos a dejar lo que están haciendo para ir al sector público y trabajar por el país. En cambio, no es tan complicado encontrar esos hombres y mujeres no tan buenos que digamos, para quienes ser parte del gobierno no sería un sacrificio sino una gran oportunidad.
El anuncio de Correa de que bajará su sueldo de presidente lleva un buen mensaje de austeridad para el sector público. Pero al mismo tiempo aleja a aquellos “mejores hombres y mujeres del país” que el presidente electo busca. Si son realmente buenos, su trabajo vale más que los nuevos sueldos. Y ahí se complica la selección.
Esperemos que esos 2.800 sean realmente buenos. Que este nuevo gobierno no caiga en el error de repartir puestos públicos como camisetas en campaña electoral. Queremos ministros y servidores públicos que duren los cuatro años, o al menos gran parte de ellos. Si queremos un cambio, debemos empezar por un gobierno estable. De las selecciones que Correa y su equipo hagan en estas semanas depende gran parte de esa estabilidad.
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