Por Manuel Ignacio Gómez Lecaro
Diario EL UNIVERSO – Guayaquil, Ecuador
Cada julio, nuestro alcalde inaugura obra tras obra en la ciudad. Nos hemos acostumbrado a verlo cumplir lo que ofrece, y ofrecer lo que cumplirá. En este país en el que ser político es mala palabra, a él le creemos. El Alcalde dice que en julio del 2008 se inaugurarán los túneles de San Eduardo. Confiamos que en dos años tendremos esos túneles. Creemos en sus palabras e intenciones.
Pero, cuando nos acostumbramos a lo bueno, nos volvemos más exigentes. En las épocas oscuras del Guayaquil secuestrado por el PRE nos conformábamos con lo mínimo. Pero con el Guayaquil de hoy se han elevado las expectativas. Sabemos que se pueden hacer las cosas mejor. Que junto al balance positivo de la administración de Nebot y los grandes cambios, hay otros cambios que se pueden y deben realizar si queremos una verdadera ciudad.
Lo primero y lo más importante es entender que la ciudad está hecha para la gente y no para los carros. Nuestro Alcalde lo entiende, pero creo que a medias. Con la Metrovía, Nebot inaugura lo que será una de sus más importantes obras a favor de la gente. Pero falta más. Nuestras calles dan miedo al peatón. Intimidan. Matan. Guayaquil está atravesada por autopistas criollas donde el peatón se juega la vida. Y la solución no está en más cruces elevados. Está en volver las calles y veredas más amigables. Cruzo a pie con frecuencia la avenida Francisco de Orellana. Algo que debería ser sencillo y agradable, se convierte en una prueba de obstáculos, pitos, frenazos a raya, y velocidad. Antes de construir nuevas vías, que nuestro Alcalde transforme las actuales en espacios donde coexistan el auto y el peatón, y no donde el peatón deba luchar por sobrevivir.
Junto a esto, los parques. Sí, están muy bonitos, con sus plantas perfectamente cuidadas para salir muy lindas en la foto. Pero los parques no son para fotos áreas que aparecen en guías turísticas. Son para vivirlos. Mejor un parque gastado por la gente corriendo, jugando y relajándose, a un parque "perfecto" donde todo parece estar prohibido. Son pocos los espacios verdes en Guayaquil. Nuestros parques son jardines de exhibición y no espacios de recreación. Que a partir de ahora se los pueda tocar, sentir, vivir, sin tener a un guardia despertándonos de la siesta o pidiéndonos que nos sentemos rectos.
Guayaquil va por buen camino. Pero ese camino debe enfocarse mejor, apuntar a lo que realmente importa en una ciudad: su gente. Dos cambios sencillos -calles y parques amigables- pueden generar una gran diferencia, junto a los esfuerzos por combatir la violencia y brindar seguridad. Que quienes participan del progreso de Guayaquil tengan eso bien claro con cada nueva obra. La ciudad moderna no es aquella con imágenes que impresionan desde tomas aéreas. La ciudad moderna es aquella que sus ciudadanos pueden vivir y disfrutar.
En este julio de nuevas obras y nuevas promesas, felicitamos a nuestro Alcalde por cumplir lo que ofrece y trabajar con ganas por Guayaquil. Pero que vaya más allá. Queremos y necesitamos una ciudad para vivirla día a día, una ciudad donde cada paso que damos sea un motivo para estar orgullosos. Que el Alcalde enfoque sus esfuerzos hacia la ciudad amigable que invita a salir, caminar, vivir.
1 comentario:
Estoy deacuerdo con su criterio los parques tiene que ser para grandes y pequeños sin ninguna restriccion, para poder disfrutar en conpañia de familiares y amigos como en otras ciudades Grandes Guayaquil es cosmopolina y ya dejo de ser el patito feo del turismo Ecuatoriano. Hoy por hoy ya la ven como ejemplo a seguir,por lo que he leido en blog y diarios extranjeros a comensado a renacer y ser el ave Fenix.Vivo pegado a los acontecimientos que pasan en Guayaquil y la provincia del Guayas SEGUIRE VISITANDO TU ESPACIO
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